Casa de reposo,
túnel engalanado con mariposillas de colores,
en los pulcros muros se prenden las nostalgias,
cuadros inexistentes, espectros del pasado,
levantarse, comer, sentarse los unos con los otros,
todos, portando el estandarte de la tristeza,
cementerio de vidas apagándose,
ancianos oteando el laberinto aquel
en el cual se les extraviaron sus sueños.
Casa de reposo,
mañanas soleadas con sabor a esperanza,
con anhelos de calles y parques ajenos,
sonrisas vacías, palabras sin sentido,
la realidad se guarda bajo las cobijas,
hasta las lágrimas son vanas y se tragan,
alguien acudirá este día y le llevará lejos,
las horas transcurren lentas y monocordes,
nadie aparece, nadie regresa, como siempre.
Casa de reposo,
anochecer amargo, rutina de cuatro muros,
silencios y ronquidos, pastillas y un padrenuestro,
oración deformada como esa realidad cruda
que aprieta sus grilletes en el alma aterida,
última cena entre un grupo de desconocidos,
el mañana es un acaso, para algunos ni siquiera eso,
cae la noche, cincelando sus estrellas,
sueño de muerte, profundo y severo, buenas noches,
ojalá lo sean, duerman en paz, descansen en paz…
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