Deliciosa es la caricia
que nace de tus manos
que reposan como alas
en la mañana que amanece.
Alegría de quererte
de aprisionarte
en la tibieza
de los muslos retraídos.
Fiesta de los blancos lienzos
de las flores que se guardan
en la cómoda junto a tu retrato
cántaros de lluvia
haciendo la música del día.
Aquí, entre todo y nada,
entre la tierra y dios,
entre el almendro y las baldosas,
tengo tu mirada como ventana.
Te amo, cuerpo, ojos, cara,
ansiedad, certeza, tristeza,
alma vital, compañera de mi alma.
Luz en el otoño. Hojarasca.
En la vida y en la muerte,
en las horas que se miden,
en el sin tiempo del universo,
mientras más llegas más te quiero.
Dulce y tierno corazón,
voraz tacto, besos como agua.
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