No puedo evitar sentir que el segundero del reloj tiene un amplificador que hace que cada segundo retumbe fuerte en mis oídos, como si cada sentido se agudizara y me hicieran sentir mas grave la crudeza de nuestros actos. Quisiera evitar esta tormenta de sentimientos, dejar que la pasividad e indiferencia se apoderaran de mí, quisiera simplemente dormir y evadir la corriente que ahora me jala y no me deja salir. Mi cabeza da vueltas y el inevitable hueco se apodera de mi estomago intranquilo. Y tu, tu tan solo me despides de tu insatisfecha vida para guardarme en el cajón de los recuerdos y en el desván de tu mente, ahí en ese lugar donde nadie podrá encontrarme y donde tu siempre podrás recordarme, me sitúas cómodamente y me dejas empolvar junto con todos los recuerdos que alguna vez fueron tu vida, me enfrascas en mi juventud y me emanas en un suspiro. Me envuelvo en tus promesas rotas y en tus poemas que ahora no tienen sentido, te sufro sin que lo merezcas y te exudo en el mas grande alivio. Te llevaste mis caricias y rompiste mis deseos, truncando mi anhelo de ser feliz en tu lecho.
Como niña te recibí y en mi rostro te refleje, como mujer me despido de ti y sin reproches te alejo de mi, te quito del lugar que a las buenas personas les doy y te oculto en el baúl donde mis malos caminos están, te quise conceder el lugar de la amistad, y en desamor y culpabilidad te alejaste sin valor, te negaste a tus promesas y te alejaste de nuestro amor, en cobarde despedida y egoísta salida, ahora huyes de mi encuentro prometido por tu voz.