A veces uno cree que creció, que termino la etapa en la que ya no le importaba nada, o al revés todo lo presionaba y no podía dejar de pensar.

Entonces se sienta a meditarlo y descubre que todo es igual a cuando tenía siete años y empezaba a razonar.

Menos costumbres, menos amigos, menos cercanías, menos afectos, más luchas y los mismos miedos de siempre.

Oscuridades que tientan a aclararse, pero aun así no anhelan el amanecer.

Bueno, a veces me siento así, varias veces por día, tal vez por hora, y en algún que otro momento por minuto.

Momentos que creo no poder evadir, y tampoco seria sano hacerlo. A veces me entretengo intentando descifrar que es lo que esta pasando por mi cabeza. No me lleva a muy buenos puertos pero me deja las ideas un poco más resueltas, al menos lo suficiente para poder dormir en paz, y levantarme al siguiente día con aquel recelo de que aun no llegue a la meta.

No entiendo por qué esto es parte del proceso, si crecer significa separarse de todo lo que siempre quise y me costo obtener, quiero quedarme chiquito para siempre. Aunque ya es tarde, pero tal vez muy temprano para renunciar no?