Me es imposible olvidar,
que con tu rostro amanecen los días,
y en tus manos descansan mis
austeros y egoístas sueños.
También, que hoy la noche posa en soledad,
y el aire enfría como en invierno,
cuando a la distancia,
de ti dependo.
Y escribo desconsolado,
al compás de un tema,
que resuena en lo recóndito,
de estos recuerdos malditos.
Hago impronta de este día,
donde tus caras se graban,
en este papel,
y en esta memoria sentimental vulnerable.
Tomo nota, de cuantas horas,
cuantos momentos,
y cuanto tiempo paso contigo,
cuando no estas.
Hago colage de esta tira de imágenes,
pinceladas y perfumadas,
que me dejaste una noche,
al ser el tirano de tu boca.
Junto el humo,
de tus apariciones mágicas,
para aislarme en tu olvido,
de galeras sin conejos.
Hoy resuenan las campanas,
de una juiciosa parroquia,
que entrega tus dictámenes,
en tu despertar.
Y si, si yo volviese a amanecer,
entre tus impolutas piernas,
mezclado en el pantanal de tu cabello,
desearía que fuera, para así volver a morir.
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