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Paula tenía que pasar el parque cerca de su casa, luego caminar 4 cuadras largas para llegar a la estación del bus, hacia muy buen clima, eso justificaba su blusa negra de tiras para salir en la noche. Su parada era la casa de Danilo, su novio, esa noche Paula iba a terminar con una relación de casi cinco años.

Caminaba lentamente, escuchaba los sapos de la quebrada que tenia el parque, no siempre los escuchaba cuando pasaba por ahí, pero ese día había fumado porro, así como los tres días anteriores, estimulaba los sentidos, eso era lo que le hacia esta hierba. Mientras caminaba y escuchaba el cantar de los sapos pensaba el porque iba a tomar esa decisión, no era justo de nuevo por tercera vez terminar con Danilo, lo único que la consolaba era el hecho de saber que esta vez no iba a ser por haberle puesto los cachos, esta vez, no sabia bien porque iba a hacerlo, simplemente pensaba que el hacerlo le iba a dar un poco de vida, que tal vez no se sentía muy bien lo suficiente con el en los últimos meses.

Recordando los últimos meses de relación, se le venían pensamientos en su cabeza de la desconfianza tan grande que Danilo le tenia, ella no tenia idea del porque él insistía en que ella le ocultaba los secretos mas grandes de la historia, secretos que él tenia todo el derecho de saberlo.

PIPPPPPP – sonó el citófono.

Sin pensarlo ya estaba ella en el apartamento de él. Pero cuando subía por las escaleras al 4 piso olvido todo lo que tenía en mente. El abrió la puerta y se saludaron como de costumbre. Hablaron un par de cosas y Paula seguía sin recordar cual era su objetivo cuando emprendió el camino hacia el apartamento. Así pues siguió la conversación y decidieron salir a tomar un trago en un lugar cerca.

Camino al lugar Paula y Danilo hablaban y recordaron viejas épocas, el momento era muy agradable, como muchos otros que habían tenido, es más los momentos amargos de la relación eran 1 a 10 momentos a los momentos felices que tenían. Inclusive a veces eran tan felices juntos que se hastiaban de esa cruda felicidad e inventaban algún tropel entre ellos para discutir un rato, unas veces era por simples tecnicismos ideológicos y otras veces por celos empedernidos de alguno de los dos, aunque me gustaría aclarar que los celos de Paula eran mayores en esa época.

¿Que hacemos ahora? – Danilo tenía ganas de beber, de hablar mierda o simplemente tenia fiebre de sábado por la noche.

- Julian tal vez este por ahí. – Respondió Paula, que se había animado a seguir con el sábado.

Julian era un amigo común, de esas personas que se encuentra uno por ahí y de las que es grato compartir un momento. Ninguno de los dos era muy amigo de él, y “muy amigo” significaba un poco de lealtad, un poco de preocupación por su familia, y mas que un rato de sábado por la noche. Así fue que esta “pareja aun” se encontró con Julian.

Después de un buen rato de charla, cerveza, pipaso y hablada de mierda, Paula se sentía cansada, sin embargo el resto de gente que los acompañaba no quería precisamente ir a la cama a descansar. Eran las 3 am y Paula sin ningún estimulante mayor que su deseo de ir a la cama, pidió un taxi muy afanada. Afanada por que ante su insistente sueño Danilo la cansaba más y más con su corloteadera de que se quedara.

Enfurecida y algo dormida Paula subió al taxi sin despedirse de nadie.

A Chapinero. – indico al taxista y abrió un poco la ventana para que la brisa ayudara a despertarla un poco, pero hubo una mirada extraña cuando el taxista voltio la vista hacia Paula cuando ella intentaba con esfuerzo abrir la ventana.


Besame Paula. Y ella lo hacia. Pero en un momento sintió asco, sintió vomito, sintió que su estomago que retenía y contraída, se sentía mariada, y poco a poco sentía que despertaba. Lo primero que vio fue el cielo, y luego a un monstruo encima suyo, con ojos salidos, con huecos impresionantes en su rostro, un pelo amurallado y lo peor una boca babosa sobre sus pezones. Se atemorizo, que pesadilla tan hijueputa pensó, y así como en sus pesadillas, se armo de valor y salio de ahí, lo primero que hizo fue coger una piedra que había al lado de ella y cuando el moustro se disponía a quitarle los pantalones, ponérsela tan fuerte en su miembro, que desprendió un torrente de sangre que mancho por completo su blusa, aun sin quitar.

Se levanto muy rápido, como pudo arreglo su pantalón y salio a correr, o a volar, porque eso era lo que sentía. Paula volaba y escuchaba los gritos de aquel monstruo que decían:

Maldita Perra, te voy a matar

Mientras corría, se sentía extraña, pero a la vez muy aliviada, pasmada, inclusive algo feliz, eufórica. Corrió como nunca lo había hecho en la vida. Unas señoras cruzaron a su lado y dijeron algo, ella no alcanzo a entender, ni siquiera puso mucha atención.


¿Tengo que cepillarme los dientes?, ¿será que me lavo la cara antes de acostarme? – estos eran los pensamientos de Paula, a las 4am aproximadamente. Ya poco a poco iba conciliando el sueño. Cayó redonda cuando llego de la calle, pero pasada una hora, se despertó, con un miedo intenso, con ganas de vomitar, desesperada corrió al baño y se miro, eso la asustaba más. Volvió a la cama y se tapo, pero el miedo no paso. Miedo, Miedo, Miedo, se empezaba a desesperar Paula, se movía en la cama, lloraba, volvía al baño, vomitaba. En una de esas idas al baño miro al espejo, se echo agua, y le dio un ataque de dolor en su cabeza impresionante, cada vez era más y más fuerte. Cayo al suelo, se movió ahí un rato, se sentía sola, abandonada, pegachenta, sentía asco por su ser. Abrió la regadera, se quito la pijama y se metió a dar un baño, adentro lloraba, nada pasada, se sentía cada vez peor. Este momento duro aproximadamente 1 hora, como a las 6am, estaba en su cama tratando de pensar en el porque se sentía así.

En un momento recordó algo, vio su blusa en el suelo llena de sangre.

-¿Que había pasado?- Maldita sea. Estas eran las palabras que salían de su boca, se retorcía, ahora lo empezaba a recordar todo. Había sido Violada.

Que recuerdos tan tormentosos tenia, la cabeza le daba vueltas. Había llegado en el taxi a una cancha de fútbol grande, sin arcos, recuerda que tenía dos piedras a cada extremo que asemejaban el límite del arco. Paula baja de taxi acompañada de un hombre un poco mas bajo que ella, él la sostiene por el brazo y la besa, ella no se rehúsa, a ella le gusta un poco.

OAARRR – y Paula volvía a vomitar, esta vez con más fuerza, miraba la tasa del baño y pensaba en que debía salir de ese cuarto, pensaba en lo maldita que es la vida, por un momento llego a pensar en matarse.

OARRR – de nuevo mas vomito, esta vez con un poco de sangre, su cuerpo no puede soportar mas ese dolor de estomago, la sensación de que la cabeza te da vueltas. El hecho de tener que pensar es doloroso y asqueroso al mismo tiempo.

Paula se recuesta sobre su cama, y controla un poco sus pensamientos. Había aceptado que continuaría, que ya había sido violada, y que no podía dejar que eso afectara su vida. El recuerdo de Danilo la tranquilizo un poco, sé fuerte, se repetía, eso era lo que le había enseñado su novio. Sé fuerte se repetía una y otra vez. Ahora habría que diseñar un plan. Las cosas cambiarían, llevaría a cabo el plan del día anterior: terminaría con Danilo, pues seguía sintiendo que no se estaba a gusto con él, no le contaría lo que había pasado a nadie, ni siquiera a él, esto de por si era muy vergonzoso.

Así pues con este plan, se baña, se arregla, se despide de su familia, y sale hacia el apartamento de Danilo, de nuevo pasa por el parque, esta vez no escucha los sapos, tal vez estaba muy temprano, el día de ayer había pasado a las 5pm tal vez 6pm y este día iba temprano, tipo 2pm creo. Recorre las 4 cuadras, llega a la parada. Se sube al bus, y vuelven los recuerdos, y la lloradera. Pero ella tiene que ser fuerte, se vuelve a repetir.

Pitt – el citófono, sube los mismos 4 pisos, pero cada vez que se va acercando el pecho le va doliendo, siente que quiere desahogar todo, tiene una sensación de rabia hacia Danilo pero a la vez de contarle todo, de abrazarlo, se siente sola, pero lo que mas siente es el vacío, y sobre todo el asco.

Hola Danilo – Paula llega a la habitación de Danilo, cierra la puerta y los ojos de él de recién levantado le dan la pauta para hablar.

Danilo ayer paso algo con el taxista – Paula se tapa los ojos con las manos y las lagrimas empiezan a salir, cual río en creciente. Danilo se levanta de su cama asustado y empieza a preguntar una y otra vez.

- ¿Paula que pasó?-
- ¿Paula por favor dime que paso? -

Una y otra vez, una y otra vez. Y ella solo se tapaba la cara, esto duro como unos 15 minutos, pero nuevamente la voz interior la llamo y la invito a tener fortaleza y dejo salir aun mas de lo que había pasado.

- El me toco Danilo, no lo pude evitar, me manoseo.-
- ¡OARRR! Siento tanto asco. - Mientras decía esto Paula recordaba muchas cosas mas, al mismo tiempo que él le besaba los pezones le cogía una mano y se la ponía debajo de su pantalón indicándole a ella como debía seguir, al tiempo que ella aprendía como y lo manoseaba cada vez mas, en un momento recordó, haberle bajado hasta sus pantalones y desapuntado su pantalón, introducido las manos y sacado su miembro. También recordó, haberle dado una chupada a sus bolas, cerca de su culo, para terminar en la cabeza, chupando y después soltando. Recuerda haber visto la cara de placer de este moustro.

Ha – que dolor de cabeza. Recordó haber sentido asco, haber sentido el estomago contraerse y retenerse, había sentido vomitar su alma, porque ya no tenia que mas vomitar.

- Paula por favor dime que tienes que te pasa! – en llantos Danilo le suplicara que hablara, tal vez el presentía lo que pasaba tal vez por el nivel del desesperación que Paula noto.

Se lo chupe, Danilo – sentíase desvanecer, sus huesos pesaban mucho, su cabeza estaba a punto de estallar y su estomago se retorcía. Llanto, llanto, llanto, fue lo único que se escucho en esa habitación por casi media hora.

Paula abrazaba a Danilo, ya lo podía hacer, lo abrazaba fuerte, le daba miedo soltarlo, y le invadieron unas ganas de besarlo, pero lo pensó mucho, no quería volver a sentir asco, no quería en medio del beso, parar para vomitar, él no se lo merecía.

Paula volvió a entrelazarle los brazos y sintió su pecho respirar mas fuerte, se acercó mas a él, lo beso, lo olió, y luego le arranco los labios. El al mismo tiempo introdujo sus manos inquietas a la blusa de Paula y la toco. Ella le pidió que le hiciera el amor. El lo pensó, hacia 1 hora Paula había cumplido el objetivo, le había terminado.

Terminada la faena, la habitación se lleno de olor a ellos, ese olor característico de la fusión de sus cuerpos. A Paula la invadió una gran felicidad.


Los días siguientes aunque no fueron tan traumáticos, fueron muy poco soportables, Paula soñaba con el moustro, Paula continuaba con esos ataques, pero lo cierto es que Paula se sentía mejor, así hubieran terminado Danilo siempre estuvo a su lado.

La anécdota se fue aclarando los días siguientes:

Ahora recuerda perfectamente lo sucedido: Ella enfadada con Danilo tomo el taxi, se subió, dio la dirección, cuando ella habló el taxista volteó a verla y le hizo alguna mueca, mueca que ella no comprendió, muchas veces hombres le habían hecho muecas y ella no les había puesto atención. Dos cuadras y media aproximadamente recuerda que el taxista paro el taxi, ella siguió sin entender nada y luego, se encontró bajándose del taxi cogida del brazo del taxista y con un revolver apuntando su cabeza. El taxista cuando había volteado le había manoseado escopolamina en el rostro, de esto se enteraría Paula cuando por insistencia de Danilo habría ido a denunciar a la Fiscalía, y ahí mismo le habían echo una prueba física para determinar el tipo de sustancia que había hecho que ella perdiera la voluntad y no pusiera resistencia. Así pues con el revolver aun apuntándole, el hombre le besaba los labios, el cuello y le acariciaba las nalgas, el hombre un poco más alto que ella le decía:

- Paula besame –

Y Paula como si fuera orden de su corazón lo beso, se sentía bien, el revolver no la asustaba, sus labios no le producían asco, al contrario le gustaba. Que sensación tan horrible el ser conciente de que besaba a ese hombre, de que le llego a producir gusto. Tal vez por eso era el vomito de los días siguientes.

De repente sin saberlo estaba tendida sobre el pasto de aquella cancha de fútbol, él seguía apuntándole, solo que esta vez su arma recorría todo su cuerpo, Paula no decía palabra alguna mientras el hombre hacia esto. Sin embargo hubo algo que empezó a sentir mas de lo normal, las manos de aquel hombre repasaban su cuerpo, la tocaban bruscamente, le pellizcaba los senos, Paula empezó a mirarlo y empezó a respirar mas fuerte, de repente los labios de aquel hombre estaban en sus pezones, y mientras los chupaba Paula se atemorizo, respiro mas y mas fuerte, sentíase ahogar, aquel hombre ni se inmuto, en ese momento el animal que veía Paula se levantaba un poco y manoseaba su vagína, Paula sintió despertarse. Sin embargo todo era muy extraño veía a este hombre distorsionado y sentía miedo mucho miedo. En ese preciso momento el hombre era un moustro que se quitaba el pantalón, y dejaba ver su miembro baboso, Paula pensó que él le iba a bajar el pantalón no tenia escapatoria iba a ser violada, pero afortunadamente no fue así.

Cuando este asqueroso moustro le bajaba el pantalón ella siento temor, se había resignado a ser violada, fueron menos de 5 segundos de pánico, lo suficiente para recordar ese asqueroso momento toda la vida, pero la naturaleza es sabia y buena con ella. Una piedra, fue lo que vio ella a su lado, una gran piedra que cogío con ambas manos y de una forma muy ágil sin que el hombre se diera cuenta se la puso en todo su baboso miembro. Un chorro de sangre salio disparado hacia la blusa de ella, y el hombre cayo al lado asumiendo una posición fetal, chillando de dolor, Paula como pudo se levanto y corrió, o voló pues esa fue la sensación que le produjo, por tal vez unas cuatro cuadras, tal vez mas, nunca lo supo. Pero desapareció del lugar, se salvo una peor experiencia.

Ajá, ya lo recuerda mejor, no fue violada, gran alivio para Paula, no se lo chupo, que gran peso se quito, la escopolamina no le hizo mucho efecto, según la fiscalía el tetrahidrocannabinol que aun tenia en su garganta impidió que pasara completamente, nuevamente la naturaleza es buena con ella.

23 años y nueve meses, ese fue el tiempo que dispuso el juez para condenar a aquel hombre. Este asqueroso animal llamado Javier Isnardo, había robado el taxi, se encontraba bajo los efectos de pesadas anfetaminas, tenía un revolver, y cargaba una gran dosis de escopolamina, perfecta para matar a cuatro hombres. El abuso sexual en grado I, como lo catalogaron no fue lo que mas influyo en su pena, sin embargo a Paula eso no le importa, lo que mas le importa es que por lo menos por 23 años y algo mas no tendrá que preocuparse mas por ese asqueroso moustro.

Texto agregado el 21-08-2007, y leído por 416 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
21-08-2007 Creo que la violación es la unica pena que de deberia aplicar la revancha..es decir la pena de muerte..o la violacion no es una manera de matar la vida de una mujer? o lo peor..la convierte en muerte en vida.. pero bueno tu relato es simplemente estremecedor y estupendo..atrapa y ..provoca mil sentimientos. 5* lobomexiquense
 
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