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No se sabe exactamente cómo Juan perdió a Lilith y si es realmente que la perdió. Pero aún subsisten sospechas. La historia oficial - que no es más que metáfora porque su intención no es hacer saber lo ocurrido sino plantear la necesidad de la reflexión y del pensamiento imaginal, del ver - dice que había una pugna entre Lilith y Juan (por favor, no me corrijan, porque eso es lo que estoy haciendo a vosotros) en cuanto a posiciones sexuales, lo cual también puede ser una pugna por ver cuál de los dos debía colocarse bajo el otro. Dicen que Lilith tenía mucha fuerza y que podía vencer a Juan, dicen que éste se asustó haciéndose el indignado y que imploró la ayuda de Dios, dicen que éste le oyó y le apoyó "arrojando a Lilth a los infiernos para que copulase con los demonios" asi de fuerte puede ser ELLA. Luego se dice que Dios sacó una costilla de Adán y que de ella salió "la mujer".

Veamos sin inventar demasiado, dejándome llevar por la imaginación imaginal (una suerte de ver lógico):

Juan era espacial, siendo así habita también en el espacio. Leyendo la Ética de Spinoza y apoyándonos en su ver imaginal podemos decir con él que su alma posee un cuerpo y que así se siente. Pero, debemos preguntarnos ¿Cómo es el cuerpo espacial del alma?, ¿Qué hay en el espacio estelar? Estrellas. Por lo tanto no es demasiado tirado de los cabellos afirmar que el cuerpo espacial de Juan es una estrella.

Lilith es otra estrella, quizás. Por lo tanto en algo tan simple como el acto sexual o la búsqueda de la posición adecuada, entre seres como Lilith y Juan se estaba dando es un intercambio de energía cósmico inimaginable y, debemos recordar lo que dijo Jesús de Juan: que no hay nadie ni nada en todo el Universo que sea más pequeño que Juan (creo que es en Lucas, o en Mateo): Juan no puede mostrarse, por lo tanto si se coloca encima de Lilith ella podría sentir su fuerza, la fuerza de un ser que se esconde, y no sería lo correcto. Quizás Juan sea más de lo que es capaz de mostrar y, eso que él es en realidad Lilith lo sentiría y sería más energía de la que está permitida aquí. Por lo tanto lo justo habría sido que Lilith estuviese sobre Juan... si hubieran podido. Juan estaba en un verdadero problema, más que dilema: Si Lilith se coloca encima de Juan éste la estaría engañando, porque el sexo no son palabras, es un sentir de energía directo y, a distinción de los seres que ahora somos, ellos sí sabrían lo que todo ello significa. Juan simplemente no podía, no debía, ni mostrarse ni engañar, porque al saberse engañada por Juan ésta lo destrozaría. Se hubo de pedir la ayuda de Dios, que es la vida en energía de todo lo que existe. Imagino al planeta y a los cielos temblando entero.

Lilith tuvo para dar a los demonios, a la teluria. Ambos eran demasiado juntos.

(Hago una pequeña acotación: en su libro "Expreso Nova" William Burroughs, magistralmente y auténticamente preocupado por estos mismos temas, por supuesto: con su propio decorado; nos habla de la "banda nova" y dice lo siguiente, es corto: "El objetivo de la banda de nova consiste en crear conflictos y agravar los conflictos ya existentes". Digo pués: habría sido tan, pero tan fácil que el mundo entero se enterase de cuál de los dos, Lilith o Juan, tenía más energía o poder que el otro: el mundo se habría acabado en un prolongado y agonizante bostezo... la dinámico del mundo, uno de sus más valiosos dínamos (ambos personajes, lo que se da entre ellos) se habría paralizado. La creación y el agrávamen de un conflicto fue lo que ocurrió y ello es, y fue, precisamente lo correcto. Es decir: ocurrió precisamente lo que debía ocurrir ¿no hicieron temblar acaso al planeta entero, despertarlo?, todo ello se halla en "Dios".

Lilith permaneció viva, transmutada a placer y viva.

Pero Juan quedó sin compañía, por lo menos en la forma en la que se halló, la humana.

Ahora bien: siendo Juan una estrella se dió en él, debido a la energía recibida en él por parte de Lilith, un fenómeno estelar que quizás los astrónomos de hoy en día puedan confirmar que sucede: Lilith lo cargó hasta en su cuerpo de su alma espacial: de la estrella que era Juan salió como por parto una otra estrella. La estrella que era Juan tuvo, gracias a la energía dejada en él por Lilith, la posibilidad de hacer salir de sí una otra estrella, nueva. El alma espacial de Juan, su cuerpo, su cuerpo central, parió una hija... para luego casarse con ella, para hacerla vivir.

Dios sacó a Eva de una costilla de Juan. Hablamos de fenómenos cósmicos. Así vieron y entendían los primeros en escribir estos cuentos. No me vengan con machismos.

Se sentirán muchos tentados a corregirme y decir que no fue Juan, que fue Adan... es el mismo, muchas vidas, muchos nombres; la belleza de una misma alma, de un ser que conoce su cuerpo, de un ser que se conoce a sí mismo y es incapaz de olvidarse, porque para no olvidar es que se encuentra aquí.
...

Hablar de Juan o de Krishna o de Hermes o de Osiris o de Quetzalcoatl es hablar de un mismo Cuerpo, único, que se recuerda. No único en el sentido de que no existen otros, sólo que no existen otros que sean él, que sea el mismo Cuerpo.

Si todo esto fuese cierto, se podría pensar que se trata de un cambio de dioses. Definitivamente no. Él nunca, en las veces que ha aparecido en este pequeño planeta, ha intentao implantar un cambio de dioses. Únicamente ha sido descubierto, logrado ser reconocido por otros seres con facultades de saber... es un ser feliz, a pesar de algunos tropiezos.

Pero ahora hablemos de la que llamaron Eva: la madre de las Pléyades, también Satia, también Satanaz (hija de Satán), también el ser al que se dirigen todas las almas de los que mueren. La madre primavera de los mundos, la que se cambia de aspecto al llegar un planeta a su etapa final (como el nuestro, que nos sirva de ejemplo), la Responsable. La que toma de lo que muere para llevarlo que a lo que habrá de nacer, la transmutadora. La mismísima posibilidad de la muerte en este planeta... la que toma, a la que se le teme por imposibilidad de saber. La invencible... la que ha muerto mil y una veces y que podría morir mil veces más sin posibilidad de dejar de existir, la que se transmuta y se alterna en segundos entre distintos espacios.

Necesario es leer entonces la primera partecita del evangelio de Juan... porque ese tipo, pana, no estaba echando broma... ni al bautizar, ni al morir, aquella vez, desollado. Porque por sus atributos fácil es saber que uno solo fue.

Y habló de uno que estaba antes de él.

Nunca, creo, se había mostrado tan abiertamente y con tanto arte.

Lilith es la que creó.

Texto agregado el 20-08-2007, y leído por 94 visitantes. (0 votos)


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