“Asesino de lo bello”

Yo era una criatura regida por el ciclo de la vida, pero un día mientras viajaba a mi destino- un lugar en el estado de Michoacán, México-, tomé un descanso en un parque lleno de flores, mientras disfrutaba aquel lugar, observé que un extraño me miraba de una forma morbosa y penetrante, trate de hacer caso omiso, y me aleje en busca de un lugar mas tranquilo, pero él me seguía con su asquerosa mirada, pensé que estaba siendo paranoica, así que para asegurarme de que todo era producto de mi imaginación y el no me seguía a mi, decidí postrarme en un árbol, el no desaprovecho la oportunidad y corrió hacia a mi; el miedo me hizo esconderme, pero mis ropas no me camuflajeaban, así que huí esperando que él se cansara, pero no, al contrario se lo tomaba mas pecho e insistentemente me perseguía.

Al anochecer, mi diminuto cuerpo ya estaba cansado, y no podía mas, caí sobre el pasto de un jardín, trate de levantarme, pero esa lucha que me caracterizaba se fue difuminando. Aquel acosador me tomó en sus manos, y me llevó a su hogar. Ya estando en aquel lugar, pude mirar las letales armas que se encontraban a mí alrededor, con un último suspiro decidí dar mi pelea final, pero fue inútil, era más fuerte y grande. Tomó un caso y me encerró, comencé a sentirme cansada y el aire estaba escaseando, mire aquel individuo y le pedí piedad, pero el disfrutaba mi tortura, se reía, y me mostraba a sus otras victimas, y gritó con alegría – al fin… tu eras la ultima en mi colección-. Mi corazón comenzó a latir con menos fuerza. Muchas preguntas se quedaron en el aire, pero solo una retumbo hasta el final ¿Por qué?

Ya estando muerta, el sucio humano profano mi cuerpo, abrió mis alas, las enterró con alfileres. Al siguiente día estaba siendo observada por miles de sádicos, y el humano enfrente de un montón de niños dijo:- Miren esta es una mariposa monarca, la encontré en un parque cerca de mi casa, me dio mucha batalla pero ya es mía, quiero que observen la belleza de esta criatura-, todos los niños se asombraron, y uno de ellos levanto la mano y le pregunto: - profesor ¿las mariposas sienten?-, a lo que el respondió: - No, las mariposas no sienten-.

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