La vida no venía con instrucciones en el papel de la placenta, y tampoco habría sido muy útil tener nueve meses el manual frente a nuestros ojos si no sabíamos leer
Los días eran iguales, unos a otros, y al sexto mes, cuando el aburrimiento nos mataba
Unas cosas extrañas nos dejaban ver mas que la egoísta oscuridad
Y en la excitación por descubrir todo, nos abordaba un montón de comida,
Que a veces ni queríamos probar, pero llegaba igual...

Y allá afuera todos creían manejar la vida
Que esta me sonrió, que esta me falló, que ya le torceré la mano, que me la gané
¡Pamplinas! Todo el tiempo mandó la vida
pero que es esto? No podemos tratar a la vida como enemiga
si es una dama, que sale al encuentro de las calles
debemos esperarla en la gran avenida, respetar sus atrasos, sus fallas, sus caídas
saltar de un lado a otro por tenerla
historia aparte, decir si la merecemos o no, no lo sabemos...

arrugamos un poco la cara, sentimos despacito su peso
las suaves cuotas son el finiquito de nuestro camino
y ya nos pasa la cuenta la vida, claro... por prestarnos su servicio
y vas y reclamas que no te gustó tu vida
y la dama te contesta ¿y qué? ¿Acaso me viste en una vitrina?
Enmudeces ante tal respuesta
Te acuestas en un cajón
Duermes una subconsciente siesta

La vida no venía con instrucciones en el papel de la placenta, y ¡qué me importan a mi las instrucciones de la vida!, si cada uno se las arregla como puede
Para vivir sin su bolsa, tratando de acostumbrarse por años a recibir alimento
De otra manera, ya no basta con abrir la boca
De que sirven las instrucciones si nadie sabe leer entre líneas?
Si las encuentras rómpelas, es mas fácil que atormentarse
Al fin de cuentas todo es una ironía
Ayer bebí un vaso de leche, sorbí los restos con la bombilla
Lamí su pura alma para absorber su esencia tan blanquecina
Y cuando leí la caja decía:
“leche de larga vida”