Fue una reunión clasista, como muchas otras vividas, compartidas y enterradas.

Nació un horrible y triste desagrado, una hora bastaba para ver quiénes eran en realidad aquellos personajes de ciencia ficción que vivían idealizados en mis pensamientos de pronto dejaron atrás sus capas y coronas de super héroes para convertirse en villanos. Sí, villanos de la peor clase: Ignorantes, discriminadores,clasistas, vulgares y extravagantes que sólo eran amigos de un montón de hipócritas que buscan presumir qué tanto dineron han logrado alcanzar en un evento social, en cuántas obras a beneficio han participado o qué tan exótico es su animal que han regalado a sus más miserables descendientes.

Vomité al observar en silencio cómo con una mirada sobre el hombro rechaza a tan amable mozo que por ahí asomaba su rostro ennegrecido y mortificado por un par de pesos al mes, desilucionada recordé sus orígenes, sus comienzos, recordé cómo fui testigo de cuánto los costó estar donde han llegado, era testigo en silencio de una brutal realidad: "el dinero cambia hasta lo más abstracto".

Tomé mi abrigo, mis llaves y dejé atrás una cruda verdad: " Hija de un par de mentiras exibicionistas".



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