Nicolás de María caminaba hacía su casa, coqueteando con imágenes colmadas de grandeza. ¡Soñando con ser un hombre muy famoso!
“¡Algún día seré un gran poeta!”, se repetía a menudo, logrando satisfacer con rasgos literarios acentuados, sus inquietudes elevadas y sus ansiedades intelectuales.
A sus dieciséis años,.... ¡Quería comerse el mundo!
De pronto, le llamó la atención un señor de cabellos grises que, vestido con traje impecable y sentado en una de las localidades disponibles en el parque, irradiaba simpatía y gracia con un periódico del momento. Lucía displicente ante la gente que pasaba distraídamente frente a él.
Algo detuvo a Nicolás de María y se quedó inmóvil, como interrogándose a sí mismo porqué estaba parado justo al frente de aquel sujeto.
-¡Hola, hijo!, ¿Cómo te llamas?-el joven miró al elegante señor inquisitivamente y respondió:
-¡Nicolás de María!...... ¡ Y espero que no se burle de mi segundo nombre!.
-¡Yo no ridiculizaría jamás a un poeta!.
-¿Cómo dijo?.¿ Me ha llamado usted....Poeta?¿Quién es usted?¿Lee los pensamientos de los demás?
-Soy el Don de la Palabra y he recibido de ti la invocación de una condición que ya posees y, es por eso, que te voy ayudar con algunas reflexiones para que me reconozcas, pero nada con palabras porque antes de pronunciarlas, yo sabría lo que me dirías......¡Recuerda quién soy!.
Nicolás de María, aunque un tanto aprensivo, se sintió afortunado porque, en voz baja para que el Don de la Palabra no lo escuchase, pensaba que muy pocas personas podían conversar con su propio talento.
-Adivinas que todo está bien cuando le sonríes a la vida y ella como odalisca encantada, cimbra su figura contigo sin tocar tiempo ni distancia. Consigues la verdad todo el tiempo sin buscarla y no la tientas con mentiras ni la contaminas con falsas apariencias. ¡La vives por dentro apoyando tus manos en el arte mismo!...¿No es así?.
Nicolás de María apenas pudo balbucear una tímida afirmación presumiendo compostura.
-¡Si!...¡Así es!.
-Si persigues el sueño de hacer soñar a los demás y lo disfrutas haciendo que lo malo se vea bueno desafiando al placer con más placer ..¿Te atreverías a fantasear con el amor para recibir el Don de la Palabra?.
Aquel joven iluso estaba deslumbrado pensando siempre en voz baja que ¡Dios lo estaba tocando!
-¿Acaso sería honrado por ti?-todavía se atrevió a preguntar sin saber qué esperar
El hombre del traje impecable, desdoblando sus rodillas, se levantó de su asiento y colocando su mano derecha sobre el hombro tembloroso del joven, lo miró fijamente y en un lance de suerte le dijo:
-Si deliras para hacer más bello el amor de lo que ya es...¡Bienvenido seas Poeta!.
El Hombre viejo se alejó lentamente dejando a Nicolás de María con el destello fulgurante de un pedazo de amor en...¡Un sueño de pocas palabras!
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