!No lo toques!, es un hueso humano, debe pertenecer a algún pescador ahogado, sucede mucho por aquí.........
El padre tomó de la mano a su hijo y lo alejó del enmarañado de redes, algas, peces muerto y la calavera que se habían en una sola pesadilla, peleándose unos con otros, tratando de liberarse de su trampa final.
Habían preparado todo para el día de Playa. Ella preparó sánduches de atún, algo de fruta, Coca Cola, una botella de Ron y los vasitos. A él no se le había olvidado nada. Las mascarillas, aletas y arpones, los ganchos para sacar pulpos de debajop de las rocas.
En la pequeña ensenada había un roquerío perfecto, las olas reventaban suavemente, acariciando apenas con la espuma alegre, las rocas morenas cubiertas de fosforecentes algas verdes. Bajo esto, un mundo maravilloso lleno de colores se mecía esperando las nuevas olas que o llenaban de sorpresas. Corales, peces, conchas, estrellas, caracoles hacían una fiesta ahogada bajo el sol de las 12.
Se pusieron el equipo de buceo y entraron nadando por la playa, hacia las rocas. Ya debajo del agua la miró, estiró el brazo hacia ella con cariñoso gesto. Se tomaron las manos y juntos bajaron al fondo, llegando a la pequeña cueva debajo de las rocas. Un pez azul, de saltones ojos se acercó sin temor a observar a los visitantes y huyó con la misma agilidad con la que llegó. El le indicó con el dedo que mirara dentro de la cueva. Ella quedó maravillada. Un cardúmen de brillantes peces como agujitas zigzagueaban entre las algas que bailaban peinadas por el agua.
Ella señaló un enorme pez, gordo y lento que mordisqueaba algo debajo de una roca. Él, le apuntó con el arpón y siguió despacio su movimiento. De pronto, el pez dió un giro y se ubicó frente a ella. El arpón lanzaba en ese instante su proyectil, atavezándola en el pecho. En un impulso desesperado, se acercó y en vano trató de sacar la flecha. Le desabrochó las correas, soltó el tanque de oxígeno y la llevó hacia la orilla...............¡gritar, pedir ayuda!.....¿o no?
Sangre, miedo, mirada azul congelada, novia ahogada, terror, boca abierta y beso perdido.
En la playa, nadie. Las palmeras cepilladas por el viento provocaban un murmullo sereno. Dos cangrejos curiosos se acercaron a beber sangre en la arena empapada. Orilla de espuma rosada que iba y venía. Cochillas pegadas en el traje ajustado, azul y negro.
Corrió hacia el auto, tomó una cuerda buscó una roca pesada, la cargó hasta el roquerío perfecto, regresó por el cuerpo y lo cargó de vuelta. Lo ató a la roca y la empujó con amor hacia un mundo maravilloso lleno de colores. Miró hacia arriba............el cielo le había robado la mirada azul a la muerte.
4 julio 2007 |