A todos los hombrecillos que yacen en la faz de este provecto planeta, que con su vértigo metafísico siguen marchando rumbo a ese hoyo donde no hay ni siquiera nada, salvo un perpetuo vació absoluto. A los que intentan descifrar el verdadero sentido de la vida. A los que pasan sin saber por donde pasan y a donde van. A todos:

A los albañiles y sus brazos de Dios en el séptimo día. A los carpinteros y sus martillos flojos. A los abogados y sus banales leyes como el derecho del vivir.
A los curanderos enfermos de hastió. A las viejas señoritas que escobillan prendas sucias con un ahínco cansado. A los ricos huérfanos de lo que ellos ya saben. A los ignorantes de vida que adiestran niños sordomudos. A los famosos arrepentidos. A los despreciables dioses políticos que solo sabes en su conciencia. A todos… en especial a los artistas, que han sabido salir de la realidad e introducirse a otra más fantástica. A todos, os digo, como peruano-español que soy, que sigan caminando, no importa si a tientas, pero que sigan, pensando que llegarán a ese paraíso sublime, y yacerán en un frondoso césped caluroso, y dormirán, dormirán y nunca mas despertaran.