Entrego las cartas, mi suerte está echada. El lunes me dan la respuesta.
Expectante me siento contando minutos.
Frustración, el lunes llamo y no hay nada.
Dos veces el lunes, dos veces el martes, respuestas no existen, me sumo en las dudas.
El tiempo se pasa, preguntas no acaban.
Frustración. Son cuatro y no hay nada.
El miércoles me urjo, espero y no pienso, lo peor aun no pasa mi cabeza, pero se acerca.
Frustración. ¿Qué pasa?, No entiendo.
El jueves, lo intento, la respuesta no es clara, espero a otro lunes, mi objetivo se apaga.
Frustración. Mis sueños se opacan.
Sigo esperando, no entiendo qué pasa, pregunto la hora, la hora no avanza.
Sólo siento un poco anudado el estómago, la incertidumbre me mata.
Tan solo un sí, o un no, serían razón para dejar de sentir esta frustración
|