Y cómo empezaré mi cuento! Se preguntó Mario.
Hoy no he comido golosinas y mis neuronas no funcionan demasiado bien... El kiosquero no tenía nubes de fresa, que son las que me generan las ideas. Se me ha olvidado el regaliz, que en formato de rollito almacena el fruto de las nubes. Para colmo mi madre se comió el último pirulí, imprescindible para elegir la idea a debatir. Siempre dudo entre el pirulí de naranja y el de ciruela. Ahora tocaría contar la idea y ahí interviene el chicle de menta, despierto y sin vergúenza. Él no tiene problemas, cuenta el cuento y se queda tan fresco. La verdad es que si no fuera por el chupa-chups yo no atendería a mi idea. Y no la podría escribir. Y vosotros no llegaríais a leerla. Y...
No puede ser, tengo que bajar a la calle, buscar otro kioskero y comprar golosinas.
Ahora vuelvo y os cuento un cuento.
Texto agregado el 14-08-2007, y leído por 213
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