Vaya, ¿Te has encontrado a vos mismo, viviendo no viendo, tiempos pasados al arrimarte a ciertas sensaciones en el presente? Bueno, te explicaré, suponé que estás por escuchar una de tus bandas de toda la vida, y sin ton ni son, mientras estás agarrando una taza de cerveza (porque te diste cuenta que todos los vasos en tu casa están sucios) y las primeras melodías salen del parlante, te transportas en sentimientos, en olores y sensaciones, al momento en que hiciste lo mismo. La cerveza viaja suave sobre tu lengua, desbarranca por la garganta y cae finalmente gustosa hacia el precipicio interior. Tenías calor hace tres veranos e hiciste lo mismo escuchando esa banda. Tenías una bronca algo absurda con tus amigos por un favor no concedido, tenías tres años menos y cuando estás creciendo eso es mucho. Tenías eso y millares de sucesos que te afectaban un poco menos; los tenías y ahora no, ahora estás más crecido en este mundo y para vos mismo, pero sin embargo, algo de ese mundo anterior vuelve, los acordes resonándote, el líquido familiarmente alcohólico, ese calor rondante que te tranquiliza forzosamente, todos girando de nuevo en rededor tuyo. Mientras avanza la sensación conforme lo hacen las canciones y la taza pierde contenido, caen del cielo suaves, como llovizna del estío, unos recuerdos lindos, otros graciosos, otros angustiantes. La vida que eras, que llevabas en tus manos tres años más pequeñas, el peinado de la novia entonces actual que te distraía mientras te hablaba, ¿me estás escuchando?, si, sí, y entonces revoloteando sutilmente tu ojo que se percataba de que algo se había hecho con el pelo. La cadena continúa, entonces vienen momentos bellos pasados, el pasto que los recibía en una plaza del barrio, ese verde que te hacía picar los brazos como cuando eras chico. Estás ahí ahora, estás en ese suelo acogedor con tu chica y notás que se te acaba la cerveza. Prontamente las nubes de la plaza se van, el pasto, tu chica, todo desaparece al momento que vas a buscar un poco más de alcohol. Ahora el ejercicio te resulta más sencillo y como si nada, en tu pieza mientras entrás en ella, aparece la boca de tu amor pasado, el cuerpo que la rodea y que trae noches de camas gastadas y espejos cansados de mirar tanta pasión desprenderseles a los cuerpos. Ay, nostalgias que fluyen, pero es más que eso, estás ahí, como si te hubiesen dado una máquina del tiempo, como si gotas del pretérito se sudaran de tu frente actual. Y así, básicamente, esporádicamente, sucede y sucederán estos encuentros. Lo que importa es que los disfrutes, que busques la manera de encontrarte cómodo con lo que se te presenta, que aceptes que lo que se fué ido está, que lo que queda evolucionó, que vos sos otro y que el mundo es otro. Vas a estar en un tenedor libre comiendo algo que no comías hace mucho, digamos… un plato de arroz con calamar y de repente, así como así, vas a estar poniéndote triste porque el doping de Maradona dió positivo, por decir… |