[El cuento fue pensado para que sirva como introducción para el cuento "El Baldío", de Augusto Roa Bastos]
Podía soportar las ofensas, pero ya se había pasado. Su inefable pasividad se había agotado y nada lo iba a contener. Un refulgente pedazo de acero con un sangriento filo le iba a alcanzar para completar su simple tarea.
Matarlo, enviarlo al otro mundo, fue algo de una facilidad abrumadora. Pero su oponente necesitaba un viaje hacia lo oculto, como en la barca de Caronte. Tal vez aquel baldío olvidado y sin embargo tan vivo serviría como el Hades. Sí, ahora sólo faltaba arrastrarlo.
Texto agregado el 13-08-2007, y leído por 609
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Lectores Opinan
09-07-2008
me gusto.besote almaguerrera
05-04-2008
no tienes respeto por las mujeres la mierda eres tu, homosexual desgraciado. florita
28-09-2007
Pareciera que faltó algo más, quizás un buen motivo.4* Campeador
15-09-2007
"Un refulgente pedazo de acero con un sangriento filo"...muy buena expresion donde describis lo que es capaz de hacer ese arma...Mis estrellas para vos.
Muy buen relato kaamla