Finalmente te dejo ir
en busca de horizontes desconocidos,
de melodías nuevas…
Ya sé que hace varios meses no estás,
pero era tu fantasma el que me atormentaba,
contorneándose por las escaleras,
dejando su aroma en mis solitarias sábanas,
preguntándome por qué te dejé ir…
Por qué te dejé ir…
En esos días de locura pensé mucho en ti,
incluso llegué a creer nuevamente en el amor…
Mis lágrimas se vertieron en el tapiz del olvido
mis brazos, tan acostumbrados a tu simpleza,
yacieron inertes.
Incluso volví a escribir,
a tocar esa vieja guitarra,
por si los vientos te llevaban
mi canción enamorada.
Las viejas fotos, las deseché,
junto a mi esperanza y mis besos…
Y es que besaba el aire,
por si tu recuerdo volvía
a aparecerse en nuestro viejo jardín
a regar ese rosario que tanto te gustaba.
Pasaron los días, como es la costumbre,
mientras el dolor se fue impregnando
en nuestros cuadros, libros y cortinas.
Hoy es el día en que te dejo ir,
sin un abrazo de despedida,
ni una palabra de consuelo,
ni un último beso enamorado…
Hoy es el día en que te dejo ir…
me despido con una mirada asombrada,
entendiendo que no vas a volver,
y que nunca fui
el dueño de tu corazón.
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