Aquella noche lo confirmó.

El firmamento se volvió cumpletamente oscuro y una suave brisa marina envolvió su pálido y cansado rostro, se encontraba boca arriba tirado sobre la sucia arena de esa playa cercana, dió un breve suspiro y empuñó sus manos, en ese momento se sintió el ser humano más feliz del universo, por fin había encontrado la respuesta que durante años le partía el craneo.
Se levantó con cierto grado de dificultad sacudiendo la arena de sus estropajos, al voltear divisó una silueta "corpulenta" que parecía esperarle, se acercó lenta y tímidamente, a un metro de distancia observo con detención su rostro, al segundo, de su boca escaparon tres palabras - esperé durante años -.

Y aquella noche lo confirmó.