Navegamos juntos para huir de nuestros infiernos,
Aun cuando sabemos que lo llevamos en nosotros,
Tú me llevas a mí para tratar de olvidar las decepciones,
Tu eres mi instrumento para hacer menos dolorosa la tortura.

Las luces van desapareciendo a lo largo de la travesía,
Reflejos atraviesan mis ojos somnolientos,
Yo volteo a verte a ti, la que va a mi lado,
Tu cabeza descansa sobre mi hombro harto de recuerdos pesados.

Miro hacia lo lejos y encuentro en la oscuridad mi reflejo,
Me cuesta reconocer que lo que veo es a mi mismo,
Y cuando me pregunto que fue lo que paso, escucho un gemido,
Te miro y me sonríes, yo trato de corresponder el cumplido.

El dragón que nos consume por dentro por lo pronto esta dormido,
No reaviva las cenizas que todavía al recordar son dolorosas,
Dejémonos llevar en esta nave de color azul platinado,
Mírame, sonríeme, abrázame; hagámonos creer que todo esta olvidado.

El beso de la brisa nos hace regresar de la mentira de los sueños,
El destino esta debajo de nuestros pies que pisan esta arena,
Buscamos el refugio para hacer cumplir la razón de nuestro viaje,
Perdámonos pues, en la voz de la incertidumbre de lo que pase.

Huimos entre arena, sol, risas, viento y agua salada,
Jugamos a que tenemos algo bello, nos engañamos solos,
Te tomo de la mano con un deseo real, el de querer borrar pasados,
Me correspondes con tu mirada, sabes que estamos actuando, pero no haces caso.

La noche nos atrapa otra vez y es cuando sabemos que más duele,
Pero todo lo solucionas con tu eficaz mirada, con tu dulce sonrisa,
Y te tomo y me dejo llevar por lo buscado, por lo que esta pasando.
Y nos olvidamos del tú y el yo, consumidos el uno en el otro.

El dragón de la cruenta realidad por lo pronto esta dormido,
No reaviva las cenizas de nuestro engaño que son dolorosas,
Dejémonos pues llevar por la mentira que nos hemos trazado,
Sonríeme, abrázame, bésame; hagámonos creer que todo esta olvidado.