Siento mariposas en el estomago, si, siento mariposas en el estomago, el amor ha llegado por primera vez a mi puerta, no lo puedo creer, ella es maravillosa igual que lo que ha despertado en mi, no puedo compararlo con nada en el mundo, ni con nada que halla sentido antes.
Todo comenzó una tarde lluviosa, de esas que no me gustan, pero esta fue diferente, esta lo hizo cambiar todo, la conocí como debe ser: de la nada, en efecto así llego a mi vida, como un soplo calido de viento en una tarde de verano, y que ahora se ha quedado a mi lado para hacerme el hombre más feliz sobre la tierra. Ella, ella es maravillosa, un ser angelical de aquellos que ya no se encuentran, es hermosa pero eso no es lo principal porque además es poseedora de sentimientos inigualables, que otra cosa puedo pedir, aquella por quien había estado esperando por fin llego, y de nuevo bajo aquel árbol en lo alto de la colina me siento a disfrutar del amor, de aquella gracia que me ha sido concedida y que atesoro como a mi propia vida y; por su parte, mi amada corresponde con el mismo amor y una ternura infinita que me hace estremecer, porque este amor es para la eternidad.
Otro día termino y comenzamos a caminar de regreso a casa, tomados de la mano caminamos lentamente pro las calles, uniendo beso a beso la vitalidad de nuestras almas en un instante , que perdure para siempre, mientras la noche nos cubre con su negro manto hasta confundirnos con ella como los fantasmas que somos, desapareciendo en la inmensidad.
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