Miro el reloj para acortar la espera
esperanzada en la callada situación
miro la pared desolada y sin pintura
buscando un momento, un indicio,
algo que me lleve nuevamente al centro
al eje perturbado de mi historia
que en algún momento , inevitable, se quebró.
Miro la mirada que me mira
y es mi propio ver en su mirar
la inocencia perdida, la agonía
la ignorancia extrema en saciedad.
Miro desterrada y destruida, como pasa
el tiempo y la verdad, que me mira de reojo
distraída, y se escapa con la vanidad.
Miro aterrada y aterida la causal de tal vulgaridad
la indolencia, la desidia, el fastidio sostenido
por una envidia necia e insensata, competencia
del odio y la maldad.
Miro y no reconozco ni raíces, ni pasados
ni el suspiro acalambrado de la edad,
no reconozco ya ni las pestañas que ayudaron
a mirar.
No reconozco esencia ni decencia, no reconozco nombres
no tengo mas identidad. Basta de ver , me quedo ciega,
y si dios no lo permite , me puedo cegar.
Porque no quiero ver mi vida entera
caída en esta sombra desmembrada
que huye y se agiganta en la mirada, que yo ya no tengo
que tienen los demás.
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