Es angustioso saber que aún sientes todas esas cosas que yo ya no puedo sentir. Me duele más a mí que a ti, aunque suene como cliché de antaño. Créeme. Quisiera creerme yo que todo es como lo pintas, de rojos suspicaces y turquesas sonrientes. Pareciera que tanto tiempo es mentiroso y no borra las heridas del ayer. Pareciera que quisiera hundirse la barca que nos mantiene en pie. No se como decirte que te quiero, si cada vez que lo hago meto el dedo gigante en la herida abierta y la remuevo. Debería marcharme pero ya tantas veces me he ido. Quizás estemos destinados a querernos a la distancia y extrañarnos sin fines universales ni mutuos. Tu con tu vida y yo con la mía. Quisiera que entendieras como lo veo desde mi ángulo de batalla. Es la guerra de los sexos interminable, tu hombría que se aleja y mi feminidad que suplica por una caricia y un abrazo que al final de la noche no signifiquen nada para ambos. Porqué no te conviertes en una ilusión, porqué no me enamoro yo de esa ilusión, porqué no puedo mas que mirarte con ojos de ternura insípida, en verdad quisiera poder decir las cosas como las dices tu pero el corazón se me congeló allá por los años 80 cuando era niña y me dijeron que estaba muy gorda para hacer de la cenicienta.