Hace tiempo ya, que comenzaste una nueva vida. Estás con otro hombre que, aunque no te hace enteramente feliz, logra que te sientas segura, protegida y en especial, alejada del techo paterno que tanto daño te estaba haciendo 8según tus propias palabras).
Hace tiempo ya, que decidiste vivir en otra casa, si no es más grande y más lujosa que ésta, es TU casa, la decoraste, pintaste, limpias día a día poniéndole toque de amor para hacer una casa donde reine la paz y armonía (según tus propios anhelos).
Hace tiempo ya, que cantas las mismas baladas de antes, de esos artistas que no me gustan mucho, pero ahora la melodía es escuchada por otras personas que no conozco. Personas que hoy ocupan un lugar en tu corazón y que, sino las amas, por lo menos las vez casi a diario y empiezas a sentir un cariño y agradecimiento por ellos (según tus propios sentimientos).
Hoy ya no estás aquí, no vives en esta casa, ni escucho tu voz por los rincones de éste, tu antiguo hogar. Abro las puertas del armario y veo los ganchos vacíos donde colgaban tus vestidos, cajones desocupados donde estaba tu ropa y una cama sin arrugas donde dormías todas las noches.
Me acuesto en mi cama esperando tontamente, como lo he hecho durante muchos años, a que llegues, me abraces y me digas que me amas más que a nada, pero no sólo espero a que lo digas sino a que realmente lo demuestres.
¿Sabes cuántas veces he llorado interiormente?, ¿Sabes en cuántas ocasiones me he mirado al espejo y he viso cuencas vacías por tanta soledad? No, no lo sabes y talvez nunca lo hagas por miedo a darte cuenta de tus errores, si, de tus equivocaciones.
No es que me crea una víctima, no es que me autocompadezca, es simplemente algo que quiero, no, más bien necesito decir, necesito escribir para, nuevamente poner esta hoja en el arcón de mis sentimientos reprimidos, los cuales no puedo expresar a quien debo porque puedo dañarlos y, aunque no lo creas, no es el fin de este escrito.
Sé que no me habías escuchado hablar así y puedas sorprenderte, y ¡es que he callado tanto! Que resulta imposible creer que la que escribe soy yo, pero no veo caso al seguir hablando, seguir atormentándome con el pasado, así que mejor te escribiré buenos deseos para el futuro…
DISFRUTA del nuevo amor que se te presenta, de ese hombre que has querido ver como un superhéroe, el cual te ayudó a escapar de la vida que llevabas, que por si no te diste cuenta, yo estaba en ella. No dejes que se encele como lo ha hecho en tantas ocasiones, no permitas que sus ideas lo cieguen y puede caer en lo que nuestra sociedad tanto detesta: la violencia.
ILUMINA tu casa, llénala de colores alegres, haz que desde que se llegue a esa estancia se sienta una nueva vibra. Arréglala, tiende las camas, pinta las paredes de los cuartos, cuartos en los que no están mis pertenencias porque jamás viviré ahí contigo.
CANTA una y otra vez, canta para que la gente sepa que eres feliz, para que contemplen y aplaudan esa voz que tienes, que si bien no es la más entonada, esas personas sabrán aplaudirla. Canta esas melodías que junto a ti bailaba una y otra vez y que tú misma me enseñaste a entonar, sólo que de ahora en adelante ya no cantaremos dos voces, ahora será solo una, la tuya.
Y por último…
CUIDA a tu hijo, nútrelo, adóralo, arrópalo, cómprale lo que necesite, cántale, estrecha sus manos entre las tuyas, abrázalo, bésalo y en especial ámalo; ámalo como nunca antes has podido amar a un hijo, ámalo hasta dar la vida por él, ámalo hasta dejar de respirar antes de dejarlo solo, aún cuando éste sea viejo y arrugado…

Ámalo como no supiste amarme a mí…
Mamá… hazlo feliz.
Atte: tu primogénito