De solsticio a solsticio tullimiento
desfasado, cohibiéndose cobardes
pasaron piedad y plazo. Titanio en la
cabeza, núcleo desnucado, pirotecnia
de la sangre allá dentro en su regazo.

Una micra de condena se tardaba en
descender el imperfecto vendaval.
de esa Venus intestina, untuoso
laberinto rumbo al manto de la Tierra
eclosiona en pedazos, ruta agnóstica
maleante.

De las gubias, de los pulcros dedos,
desde un tacho empastando con sus
huesos blandos, coagula su alma entera
en un insulto escarbado, prioriza
la ironía al garabato.

Puñado de emoción, se acidula un
tramo más, se avinagra, se convierte
en arrebato. Persevera espectral
desdoblada sin querer, enlutando
al sucio punto de rocío.

Trozos de ella penando en cada
calle, todos juntos yéndose al
exilio. Nubecita virgen, siempre
vivirás angelito de los Muertos
del Calvario.