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EL CHASCO

Hoy abra una reunión familiar, de seguro hoy volveré a sentirme casi miserable. A mi padre jamás se le pasa revivir uno de mis mas bochornosos recuerdos de infancia, la tarde que me dejo encerrado en la cafetera, no en la de hacer el tinto, sino encerrado en un montón de latas, a las que mamá se refiere con cierto recelo, como “la cafetera inservible”, la cafetera no era otra cosa que el auto de mi padre, una maquina diseñada especialmente para elevar su ego y sentar el nuestro! A pesar de que el tiempo ha pasado, todavía hay cierto celo en las palabras de mi madre cuando se refieren a ese vehiculo en particular, pues su compra nos impidió adquirir cosas de mayor prioridad como comida, ropa, muebles, libros, juguetes y otras cosas , pues hasta la cama fue improvisada por muchos años en un colchón puesto sobre mas de media docena de cajas de cerveza!.

Aquella imagen que tengo en mi cabeza es quizás la más vergonzosa de mi vida, todo por una imprudencia de mi padre. Yo era hijo único, hoy somos seis hermanos, tendría cinco o cuatro años, cuando paso aquel episodio.


Creo que fue una tarde soleada cuando el bochorno se arrastró por el piso tratando de alcanzar nuestros cuerpos, cuando mi padre prometió que al día siguiente, en la mañana iriamoso a la playa. Creo que mas que todo era para justificar su ausencia, pues meses enteros habia permanecido trabajando.. A ese paseo mi madre por alguna razón no pudo ir. Todo hasta cuando comenzó el medio día había transcurrido en la mayor normalidad.


Luego de una mañana divertida en la playa, llena de juegos, parloteo y mucha pero mucha gaseosa, me dejo encerrado en el carro, comiendo algodón de azúcar, recuerdo la imagen de mi rostro en el espejo retrovisor con la cara pintada de un rosa encendido, untada de algodón, estaba descalzo, en pantaloneta y con el ombligo pintado, hasta ese entonces no me habia percatado de mi encierro, Me asome en la ventana por un hueco por el que apenas cruzaba el aire, trate de bajar los vidrios, pues el calor se metía por los ojos como parte del paisaje, pero como todo lo de papá, estaban dañadas las manillas, grite el nombre de mi padre repetidas veces, las miles de personas que transitaban casi desnudas apuntaban sus dedos al vehiculo, ninguno se intereso por interpretar mi angustia, incluso les parecía divertido verme encerrado, se reían por segundos, y luego la promesa de la playa arrastraba con sus rostros, se marchaban y regresaban caras nuevas igual que sucede con la arena que se lleva las olas del mar. Yo puse el ombligo untado de algodón de azúcar en el vidrio, y trate de empujar los vidrios con mis manos pegajosas, trate de bajarlos por todos los medios, pero no logre el mínimo avance, lo único que logre fue impacientarme. Luego de encontrar a mi padre como único culpable de mi encierro, hice lo que el mismo me había prohibido, con un alto grado de conciencia y un poco de maldad, puse los pies llenos de arena en el asiento de papa y le di topes al vidrio, solo conseguí que la pantaloneta se me cayera y que el pato de hule se pinchara con la esquina de uno de los pedales.


Nada resulto, todas las ideas infantiles se condensaron en un llanto ininterrumpido, lagrimas de derrota desfilaron por mis mejillas, alaridos de angustia que me rapaban el aire por segundos.

No pensé en salir libre, pensé en la venganza, y no hay nada mas pegajoso que la venganza de un niño, comencé a poner mis manos por todas partes, comencé a adornar el vehiculo con lo que quedaba de algodón en el palo, y a reunir la arena que quedaba en el piso, para acomodarla en los cojines , aunque no estaba conforme, pues el tiempo era parte de una broma macabra, el calor y el desespero no me permitían estar quieto. Luego vino a mi la naturaleza, reclamándome por haber tomado tanta gaseosa, el ciclo del orden de las cosas trataba de poner todo en su sitio, era el equilibrio de mi humanidad que trataba de expresarse, comencé a sentir el nacimiento de una corriente, sentí dentro de mi el giro de una pequeña válvula de mantequilla, que le daba paso a una agüita que calentaba mi entrepierna, pensé en que si la expulsaba dentro del vehiculo tal vez mi padre me expulsaría de su vida, pues ya me habían dado bastante garrote por hacerlo en mi cama, Para lo cual en un juicio justo hubiese salido libre, pues mi cama era mi territorio, mis dominios, en donde la jurisprudencia de mis padres no podía tocarme, y además jamás se me había explicado correctamente el dominio de mi cuerpo por lo que jamás lo hice a voluntad, pero jamás logre convencerlos de ello así que era imposible de convencerlos de que estaba en todo mi derecho de hacerlo en el auto, mi padre jamás me perdonaría ir a cagarle su cafetera, o mas bien miarle, por lo que decidí expulsarla fuera, por el huequito ese, por donde entraba el aire, saque mi moco de elefante, automáticamente la gente en bermudas que iba camino a la playa se detuvo y sincronizaron una cruel burla, no se si era el tamaño de mi grifo, o el color de mi cara, o eran mis lagrimas, o percibir que mi intento era un tanto fallido por que no lograba atinarle muy bien al huequito… a lo mejor era todo al mismo tiempo. Fué cuando vi a lo lejos en la multitud, como mi padre y una joven señora se acercaban, yo deje de fijarme en mi puntería, centre mi odio en su rostro, ella le sacudía la barriga a mi padre por que al parecer habían tenido un accidente de mariscos, cuando vio que la multitud estaba al rededor de su carro, acelero el paso , corrió a abrirme la puerta pero mientras encontraba la llave en su bolsillo no pude detener el flujo que salía de mi, así que no pude evitar orinármele encima, pues el huequito no me permitía cambiar el blanco.



El no me dijo nada por la mojada que le pegue, a lo mejor vio su futuro y supo que esa anécdota le iba servir para entretener a sus amigos, tampoco me dijo nada por lo del asiento untado de algodón, pero tampoco pidió disculpas por dejarme encerrado. Solo dijo que me sentara en el asiento de atrás, Esa tarde no pude entender el comportamiento de mi padre, yo estaba listo para una paliza o una reprimenda como me tenia acostumbrado, pero toda su paciencia tenían una explicación y un precio. Con una risa destemplada y un beso se despidió de la señora que muy amablemente le había limpiado la camisa. Luego encendió el carro, pero la mujer lo tomo del brazo y la marcha se detuvo como si el carro estuviese anclado al piso, con la mirada le pidió una explicación, argumento tener un problema familiar pendiente, ella desistió y el auto pudo despegar. Cuando llegamos a casa lo primero que hizo fué contarle mi imprudencia a mi madre en un tono de burla macabra, claro, con un ligero cambio de los hechos. Dijo que yo me le había orinado encima de uno de los amigos que nos habían acompañado, ella no entendió muy bien, asi que mi padre tuvo que explicar detalladamente los hechos, aunque ella le reprocho el hecho de dejarme encerrado, el se justifico – tu sabes como es el niño, a lo mejor se hubiese devuelto a la playa y quien sabe que cosas mas…-. Desde ese día la historia se distorsiono para siempre, también le dijo que yo había ensuciado el carro, ella tampoco dijo nada, aunque alcance a percibir su tono de burla. Desde ese entonces soy el protagonista del chasco mas popular de mi familia, creo que en la familia no hay muchos temas de conversación así que soy victima de ello, a lo mejor tengo una familia aburrida que se regocija ridiculizándome a mi y alguien que nunca existió. Aunque soy el protagonista, siempre que la anécdota esta a punto de terminar todos revientan de la risa imaginándose al amigo de mi padre todo mojado. Mi papa piensa que lo olvide, por que cuando se refieren a eso, yo argumento no tener memoria de ello y los dejo que se rían a placer, pero ahora entiendo el encierro y creo que el accidente de mariscos con aquella señora, fue muy semejante al mió, fué un accidente de pipi!.

Texto agregado el 06-08-2007, y leído por 892 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
11-09-2007 JAJAJA, nuestros padres enseñandonos los vicios... me recuerda algo muy parecido, lejos de la playa y en un bus, pero es como verme a la distancia... muerto de ira pues pensaba que mi padre era de mi madre... hohenheim400
 
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