No sé bien, si esto es desamor; si se aparecen los puñales cada vez que veo a una mujer, y si mi espalda dolorida quiere volver a creer. No sé bien, cuándo o cómo y sobre todo el por qué. Recuerdo recorrer los sitios de tu gusto, ver las películas de tu agrado, no sé bien si fui un tonto; ¿concuerdas conmigo?, creo que mañana sanaré, ahora bien, espero que mañana sea pronto.
Como un tonto en una situación tonta, recuerdo como mi yo jovial esperaba esa llamada, buscaba en las amarillas, pensaba en las estaciones del año, creaba poemas dolorosos, pero ojo, esperanzadores; ahora la esperanza no está en mis textos. No la he perdido, pero ya no sé cómo retratarla…
Converges en un sitio ingrato, porque siempre fuiste de allá, y a la tierra madre siempre se vuelve; no hay odio…, es una palabra demasiado grande.
Podría decir tantas cosas, mandar mensajes aéreos, señales de humo, telegramas, pero no tengo dinero, no quiero hacer fuego, ni sé dónde se mandan los telegramas.
Converges en un sitio ingrato, por lo que fuiste, por lo que eres, y por lo que mereces. Tu eterno retorno a tal triste lugar, a tal incoherente e inservible desierto mojado, península aislada, amor doloroso; será eso, eterno.
Toma tus cadenas y tus colores, que ya no me pesan y que ya no me tiñen.
Supongo que de a poco la esperanza retorna... |