Uno de esos días en los que no teníamos nada que hacer, como de costumbre, salimos a caminar a la calle. De seguro que era domingo por que todas las tiendas estaban cerradas, las calles más vacías de lo habitual y casi no había autos. Además de la acumulación de basura que revoloteaba por ahí cuando pasaba el viento.
-De verdad, tenemos que conseguirnos algo que hacer en estos ratos libres-dijo ella- Eso de que ni siquiera podemos mantener una conversación emocionante, o ver la tele o ya de plano dormir me está empezando a deprimir, y eso es resultado del tedio- No respondí nada durante unos minutos, mi cabeza revisaba la frase, luego pensaba un poco, luego vagaba y se distraía cuando un pajarillo gris de ciudad pasaba muy cerca nuestro, huyendo. Luego de un rato volví al tema y respondí- Pues si… Hubiera estado bien conseguir algo que hacer, pero la verdad ya me da más tedio en pensar que podemos hacer que si no hacemos nada. Luego, cuando tenga más ganas, me averiguo de un trabajo o busco a Juan para que nos de chance de ir con él al puesto que tiene en Coyoacan, así conocemos gente y nos divertimos viendo gente hippyfresa y vendiendo tonterías carísimas. Pero eso es solo los sábados y domingos… -Dimos la vuelta en la esquina del supermercado y llegamos hasta la avenida, dónde había un poco más de actividad ciudadana.
Ella me miraba de vez en cuando como esperando que dijera algo o que mi cara se transformara o no sé…-También estoy pensando que nos cambiemos de ahí, del departamento, el vecino del 5 ya me tiene harto con su maldito Vivaldi a todo volumen a las cinco de la mañana, me ha quitado el gusto por la música clásica.-Ella me miro y alzó una ceja- Nos cambiamos hace seis meses-dijo. Y volvió a haber silencio. Caminamos unas cinco cuadras más sin decir nada, yo me entretenía jugando a no pisar rayas en la baqueta y ella tenia la mirada perdida.
-En verdad nos hemos vuelto personas horribles-me dijo- Desde que tu papá nos dejo el dinero y nos sacaron de la universidad no hemos hecho nada, absolutamente nada trascendental. Yo iba a estudiar para presentar de nuevo el examen pero el hecho de que no hacemos nada me ha llevado a no tener ganas de hacerlo.-me reí un rato y luego le dije-pues si… que esperabas, bienvenida al mundo del tedio de la Ciudad de México, dónde lo posible se vuelve imposible y lo imposible ya no importa…- Luego de unos minutos más dimos la vuelta y caminamos de nuevo rumbo al departamento-Creo que voy a regresar a casa de mi madre-me dijo, yo me caí de la baqueta, donde estaba haciendo equilibrismo. -¿Me vas a dejar?- le dije con miedo- pues si las cosas siguen así, quizá sea mejor que nos separemos un poco, para pensar-¿pensar que cosa?-respondí, un poco enojado- ¡Pues!… en nosotros… en que será de nosotros, ¡no podemos estar viviendo sin ningún propósito, sin nada que hacer mas que tener sexo, dormir, comer embriagarnos y caminar sin rumbo! Manteniéndonos de lo que heredaron- me dijo mientras abría los ojos como hacia tiempo no los veía abiertos- Si lo dices de esa forma suena terrible- le dije.
Caminamos unos minutos más, en silencio, al poco rato llegamos a casa y nos dormimos, ella no se fue con su madre, ni nos cambiamos de casa, el vecino fanático de Vivaldi desapareció y nunca le llame a Juan para preguntarle de su puesto den Coyoacan solo seguimos viviendo en nuestro tedio, en un aire espeso, por lo que hasta la fecha parece una eternidad.