Tengo otra vez a esa fracción en la sien,
el peligro huele a tifus,
el alma me huele a cicuta dulce,
espesa y dulce,
hace que me atreva a sucumbir otra vez,
a dejar que mi vida me tome de las costillas,
golpeándome la cabeza con mi trasto,
dejando que respire arena,
mierda, barro,
mierda grisentera
Y…espera,
mi revés nunca acaba,
los cielos fueron rojos siempre,
mis ojos se pretendieron igual,
ser feliz era tan fácil con un buen drama,
tronarle la maña a mis mañas,
pero termine en el mejor malinfierno,
en el útero del sol,
en la retina de su amarillo grosero,
-mi peor canción-
Esto no es mío,
nada de esta saturación fue mía,
ni los descuidos malditos,
ni mi crimen mal apuñalado en mi miga,
ni las pastillitas rosas los viernes tristes por morir
todo se hizo perplejo,
pisar estrellitas, enloquecer con la luna
y dispararme desde ella
hasta detonar en el punto casi cerca a mi evanescence
menos miserable,
menos maldita,
menos perdida en mi sinfonía ronca de nadie…
todo por la napia de mi vacío,
por retirarme por el inmenso agujero negro
que tanto me ama,
que tanto me entretiene en su ciclo, en su náusea.
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