¡¡Río, aquí vengo!!
Ya te veo empacar las maletas,
pensando en lo que vas a llevar.
No te olvides de meter las paletas,
así tienes algo con que jugar.
Los calcetines, camisas y pantalones,
van junto a la crema de afeitar.
Pues nunca se sabe en que finos salones,
puede ser que te vayan a invitar.
Aprende el vocabulario de esos lares,
¡obrigado señora, como estai o señor!.
Ya que en tu ida por esos bares,
te puedes topar con lo mejor.
Encontrarás a su excelencia el embajador,
bailando con una rubia despampanante,
susurrándole palabras de amor,
mientras su esposa está delante.
Y al conde fulano de tal,
lleno, mejor dicho borracho,
que le echa a su sopa demasiada sal,
porque no saca su vista de un muchacho.
Él a su vez todo solícito y pegajoso,
baila con una gorda fofa y sudorosa,
palpando con su mano el collar muy hermoso,
que le cuelga a ella de una blusa horrorosa.
Del otro lado un viejo con barba y pelado,
le echa champagne al zapato de una morocha.
Ella enfrascada en una copa de helado,
acaricia con su pie al esposo de su amiga Pocha.
Así podría seguir hasta el fin de mis días,
contándote lo que sucede en la fina sociedad.
Y mira que no son inventos, ni locas ideas mías,
sino la pura, purísima verdad.
Pero tú no hagas caso de mi lúgubre pesimismo,
diviértete y ríe con sana alegría.
No todo es un negro y grande abismo,
si no, que de este loco mundo sería.
Te deseo un feliz viaje y estadía,
diviértete aún eres joven y fuerte.
Cuando llegue el ocaso de tu día
tendrás tiempo para esperar la muerte.
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