Carta maldita y sin compasión rodó por la mesa del íntimo instante en que nos vimos, tú descalza y sin pesares, yo locuaz y sin sentido pensándote en color, ambos sin rumbo, allá, solos y enamorados, qué otra opción...
Momento lúgubre para la estúpida razón, y sin plazas que le adornen ni fuentes ni rosales te encontraba radiante como musa de mi afición por mentir en papel mientras tú, despistada, sólo aplazabas el momento de besarme, otro momento será..
Y yo midiendo la distancia que nos separó caminé confiado al destino fatal de tus brazos inseguros, cansados de desamar y calcular con el tiempo las caricias que se nos van, las que nunca nos daremos..
Me jugué esos segundos de vida que nos queden, aprendí a compartir el poder con tu sombra adulterada, te vi te amé y te siento como primera vez, te beso en cada sueño que mi idiota racional me permite de vez en cuando y ocasionalmente me muero cuando suspiro un te quiero...
Dejé el ego atrás, mandémoslo a la mierda, tomé tu mano ausente y detuve mis relojes, maldije mis planes, sentí triste tu aliento e imaginé por tres instantes que como yo me amabas...
Luego caminé frente a ti y dije:
"hola.. cómo te llamas"
"..lo perdi todo en una noche de locura
apostando por el dos de corazones.."
-Fragmento de Fumar, Estopa - Joaquín Sabina |