Que el contenido del siguiente escrito no sea tomado por verdadero. De no serlo, pero tomado como si lo fuera, Dios podría enfurecerse conmigo por inculcar entre los hombres tamaña patraña:
"Soy Dios de mi universo de ilusiones; soy creador de este gran sueño que autodenomino sueño; escribo para mi mismo porque nadie existe fuera de mí. Si acaso existiera no podría acceder a mi universo. Escribo para imaginar que alguien que inventé leerá este escrito, aunque sé que lo leerá quien yo haya imaginado optimo para hacerlo, y lo criticará según como lo haya configurado yo mismo.
Inventé un rico idioma que domino y varios otros que no. Inventé la idea de cada cosa, la idea de cosa, la idea de la idea, la idea de la idea de la idea... y así hasta lo infinito podría seguirse...
Si soy Dios de un universo soy la perfección en él, pero me concibo defectuoso. Atribuyo la perfección (o su idea) a un Dios que difusamente imagino, que para poseerla debe carecer de defectos, pero, he dicho, que solo yo soy perfecto aquí (o en todo lugar), entonces él es lo que yo soy en esencia. Yo inventé a Dios, reflejo de mi esencia (algo así como mi imperfecto espejo) pero antes ignoraba esto. ¿Pero si mi esencia es la perfección porque no puedo ser perfecto ahora en mi ilusión? Quizá inventé que a la perfección llegaré (o retornaré) mediante un arduo proceso de desapego de ilusiones. Así llegaré a ser yo mismo, en plenitud, otra vez. Así abandonaré las herramientas de mi autoengaño que maneja esa idea que nombré mente, a la que adjudiqué la invención de ideas, y quizá sea una invención más que nada invente.
Inventé la vida terrenal, la muerte terrenal y esperanza en una vida de ultratumba. ¿qué pasará cuando me toqué aquel pasaje? ¿Adonde derivaré la noción de lo que creo ser? (con esta noción no me refiero a la de mi esencia). Como respuesta he inventado a los cristianos y sus paraíso, purgatorio e infierno; a los budistas con su rueda de reencarnaciones y su nirvana, que tanto asocio con la llegada (o retorno) a mi esencia; y otras posmuertes, que ignoro aún como serían exactamente (ilusoriamente). Pero para aproximarme a ellas inventé las ideologías, las religiones, concepciones de mis ilusiones y de la gran ilusión; sea por medio de libros que he escrito (o ideado, pues no me refiero al concepto ilusorio de escribir) adjudicando tal tarea a autores de fantasía; o de tantas otras formas....
Inventé la fantasía dentro de la gran fantasía, ciudades, pensadores y sus pensamientos, la historia. En esta última ubiqué la ilusión de lo que creo ser. Todo lo he hecho, y lo hago gradualmente, en un proceso....
Mi ilusión de hombre que creo ser me tiene atrapado. Preso de mis ilusiones estoy y escribir esto, o pensarlo no me libera. Podría liberarme gradualmente, pero estoy tan apegado a este universo, a su tiempo, a su espacio...
Si llego, o mejor dicho, vuelvo a mi mismo, entonces este universo debería desaparecer. Pero ignoro lo que entonces pasaría. Cualquier cosa que describiera sería una nueva ilusión, un nuevo sofisma.
La totalidad que describo en este papel (que a su vez es elemento de la misma) la someto al continuo cambio. Quizá el cambio sea inevitable. Hasta el mínimo cambio afecta la totalidad. Todo se relaciona con todo. La totalidad tiene una estructura cuyos elementos son siempre nuevos conjuntos, o infinitos conjuntos. Ningún elemento es absolutamente independiente de los demás..."
Intento creer que lo expuesto es falso. Los sentidos no copian la realidad, lo sabemos, nos resulta obvio. Pero sí me informan de algo que existe fuera de mí. Intento así entenderlo para no ser arrastrado a la locura
Si, para mi desgracia, este texto no faltara a la verdad entonces nadie real leerá todo esto. Pero si alguien lo leyera. Si acaso existe al menos un lector que no sea yo, ¿Como esa persona podría afirmar que yo escribí tal cosa? Señor/a lector/a: ¿puede usted afirmar con certeza que yo realmente escribí todo esto? ¿puede usted negar que la autoría de este escrito sea suya y que yo solo sea una elemento de su universo de ilusión?...
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