El Druida prende un hechizo,
Bajo un castaño dormido,
Los duendes abren sus tesoros,
Tesoros de un reino perdido.
Hojas secas han preparado,
Las ninfas de los bosques prohibidos,
Han venido desde la selva negra,
Enjoyan troncos con hojas secas,
Preparando el trono de quien aparezca.
El elfo canta con lira encendida,
Las hadas tocan sus finos dinteles,
El druida señala
Con su anciano dedo,
El sol va cayendo,
La luna reinando.
Noche oscura ha quedado,
Viene el príncipe Venado,
Rey de los bosques dormidos,
A sentarse en su trono escondido,
Entre matorrales encendidos
Por hadas del río.
El venado sonriente,
Con sus crías viene,
Las hadas entonan,
Tonadas que enamoran
A los duendes preciosos.
A los elfos finas miradas traen
Los hijos del príncipe encantado,
Pequeños son y engalanados
De pintas finas,
De regios tonos,
en tierno pelaje.
Cantan las hadas al duende,
Los elfos muestran sus sienes
Tiaras y joyas se ciñen,
Ante tan alto derecho,
De ser duques del reino,
Donde no habita nadie,
Donde no entra barbarie,
Sino el amor de madre.
El unicornio viene,
Tras él un dragón,
Junto a este un grifo,
Más allá una lechuza anuncia
La simpática sinfonía,
Que traen cascadas dormidas
Por lluvias prohibidas.
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