A comienzos del mes de febrero del 2002. Regresaba de un viaje q me llevo de Lima a Bucaramanga - Colombia, por el puro placer de darme el gusto, fue la temporada ideal, y bueno ya de regreso en la ciudad colombiana de Ipiales comencé a ver un rostro que al final me seria muy familiar, resulta q este rostro le pertenecía a un francés al que llamaba con mucho cariño como Franchute. Pues como mencionaba primero lo vi; en el terminal de Ipiales, igual que yo saliendo de Colombia a Ecuador, luego lo volvia a ver ya en la frontera colombiana de Rumichaca y ya después en la ciudad ecuatoriana de Tulcan … Pues bueno ya eran muchos encuentros continuos, entonces surgió el saludo universal con la mirada y comenzamos a conversar… -A donde vas?; -Perú. -Ah que bueno yo soy peruano… y de ahí no paramos. Parecía que el destino de alguna manera había obrado para que nos juntásemos. Le enseñe todo lo suficiente para que no sea estafado en mi patria por los amigos de lo ajeno. Pero hasta entonces teníamos que recorrer todo ecuador y llegar hasta mi país. Franchute era un tipo enigmático siempre me salía con unas inesperadas, lo mismo decía de mi, y en la ciudad de Tumbes pasamos muchos días soleándonos y refrescándonos en las hermosas playas que existe ahí, pues en una ocasión en la noche después de la salida nocturna saco de su mochila algo que observaba casi enamorado… yo lo veía… hasta que me dijo –Sabes que es esto? A mi me parecía una piedra.. –Una piedra. Le respondí. No! gruño… no solo es una simple piedra. Pues bueno déjame mirarla y me la paso con mucho cuidado, en realidad era una piedra, pero que piedra, era verdaderamente hermosísima, y no pude dejar de observarla por un rato casi eterno. El continuo hablándome acerca de cómo la había conseguido hace unos años en la Indonesia y que esa piedra era única que no había otra como esa en el mundo. Koki me dijo –Observa esta piedra por que si yo no te la vuelvo a mostrar, nunca en tu vida vas a poder observar algo asi…
Chévere le dije, déjame dibujarla y me puse manos a la obra la dibuje y la verdad es que el dibujo no se comparaba en realidad a nada con la belleza de la piedra.
Después de eso continuamos con el itinerario, Trujillo y mas playas…conversaciones acerca de viajes, realidad mundial, mujeres, tecnología, ideologías, politicas, forma de vida, comida. Franchute sin duda alguna se hizo gran amigo. Mi destino acababa en Lima, lo lleve a mi casa el tiempo suficiente para que conozca la ciudad y bueno mas que nada salas de arte. El me comentaba que el arte decía mucho de la gente de una ciudad y pues a contemplar el arte, pero todavía recordaba la piedra y le pregunte como la había conseguido, me la vendió un niño me dijo, habían matado a toda su familia… Yo me quede callado no pude preguntar si había sido por la piedra.

Franchute continuaba su viaje a Arequipa y cerraba con broche de oro Cuzco, le recomendé algunos lugares importantísimos a los que generalmente los turistas no suelen ir con lo que el se emociono muchísimo con lo del Camino Inca para llegar a Macchupicchu. Y nos tuvimos que despedir sin antes con la promesa de alguna vez en el futuro reencontrarnos y volver a hacer un recorrido interesante y bueno se fue, con su piedra inigualable.

Pues resulta que un año después mientras caminaba por el distrito de Barranco en Lima, así de la nada mis ojos terminaron contemplando una piedra muy similar a la de Franchute. No podía creerlo era muy similar, estaba entre las artesanías de un tipo, al parecer se dedicaba a eso, hacer artesanías (collares de piedras, de semillas) y bueno la curiosidad no se me contuvo le pregunte como había hallado esa piedra…el me respondió que no…que el no había encontrado esa piedra, si no, que la piedra lo había encontrado a el (la había pateado cerca de al santuario de saccsachuaman en Cusco sin ningún interés y cuando reacciono no supo describir lo increíble que era. Le pregunte por el precio y sonreí por lo elevado, pues bueno trate de hacer una oferta con todo lo que tenia en ese momento pero no acepto alegando que me esperaría a que fuera a casa y consiguiera mas dinero. En efecto por un momento pensé en hacerlo pero mientras lo pensaba camino a casa di con la conclusión que yo no era Franchute, que quizás el hubiera sido capaz de pagar ese precio por una piedra. Pero yo?… y lo deje ahí…eso si el Franchute se equivoco al decirme que no vería una piedra similar a la suya nunca en mi vida.

Al año siguiente ósea 2004; no recuerdo exactamente que mes, pero arreglando el desorden que se había apoderado de mi habitación encontré el correo electrónico de Franchute y después de unos mensajes recordatorios conversamos y le dije –Franchute estafador; Volví a ver una piedra como la tuya!. Su respuesta fue –Dime que la compraste!. –No estaba muy cara… Y le respondí como la había encontrado y lo que me dijo el artesano que la encontró a lo que el me confirmo –Si pues se me debió haber caído en Saccsaihuaman. Y después conversamos más y que si tenía otra vez la oportunidad de verla que la comprara sin importar el precio.