Por el dolor menudo que muerde las esquinas del alma,
aún ferviente de la lucha que abandera patria en el amor,
tuve que rendirme a favor de tu victoria.
Con la voz que se ha vuelto un huesped fugaz
y el reproche absurdo de las razones que aún se ignoran,
me he vuelto velador de la noche y su alba.
Con todas las promesas hechas polvo
que se despiden mientras tiemblan las estrellas,
absuelvo lo terrible de saberlas fantasías.
Y con mi llorar mudo que ya no atraviesa distancias
y mis maletas tan vacías como el corazón,
apuesto mi partida, como el mejor himno a la prudencia.
Texto agregado el 30-07-2007, y leído por 141
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Lectores Opinan
19-08-2007
Como te escribí en otro comentarios, me encantan tus poemas. Mis ***** deivid
01-08-2007
que la prudencia en ti no dure mas que un suspiro...:)
el poema es excelente dax
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