Esconder un poco de ti en mi nervio,
secreto, inocuo,
quejarme a un pedazo de fragor,
rehacerte en barro mientras llore,
en nada, en mi techo,
sobre mi sueño,
besarte hasta que muramos
menos bastardos,
hasta oír el siseo de la bruma del placebo
y quedar tiesos en su eco,
muertos en mi descuido tierno
Y ver el arma colgando de tu cuello,
-listo a jalar el gatillo-
apuntándole a mi corazón,
al ardor rojointenso de desearnos,
y tirarme a tu costado izquierdo,
meterme en tu pecho por medio soplo
llorar lo suficiente,
tardar mi desvío casinegro
y ahí, tronar en mil pedazos,
deshacerme en tu costilla
sangrarme la médula con tanto amor,
todo por tu porno enamorado
por nuestro exceso de matar la espalda del celo
y la córnea del crimen en que nos clavamos,
una vez más victimarnos por un malcapricho
Y nos irá mejor en este efecto.
|