Como siempre he despertado y tu te has ido a trabajar, yo haré lo mismo y como siempre llegaré antes que tu a casa, ¡que más da terminaremos juntos el día eso es lo único que necesitas para hacerme feliz! Han pasado casi siete años desde que invadí tu espacio, desde que compartimos cada nuevo día, creo que en este momento pienso mucho en nosotros porque faltan siete días para mi cumpleaños cumpliré treinta y tres. Espero que este año me mi regalo vuelva a ser un poema que me haga sentir demasiado amor y demasiada locura para terminar la noche perdida entre tus brazos, persuadida por tus ojos y seducida por tu pluma.
Tiene apenas quince minutos que entre a la oficina, tiempo suficiente para saber que será un día largo. La llamada del director del área me lo confirma cuando me dice que ahora soy la subdirectora del área, debo estar en un mi nueva silla en menos de media hora. La silla es cruel, me hace pensar en los años que he pasado pensando y trabajando por esto. Me doy cuenta que no es esto, que he trabajado para olvidar..., que ya no sé como cumplir nuestra promesa. Te marco para contarte, de la silla y que llegare más tarde que de costumbre, pero tu teléfono esta apagado.
No me había percatado pero son casi las nueve de la noche, dejo el trabajo tomo mi abrigo, salgo a Reforma y camino sin dirección, yo también he apagado mi teléfono pero he caminado por más de tres horas y me encuentro frente a la puerta de nuestra casa, camino, camino más rápido para decir que estoy cansada y tirarme sobre la cama, aunque la firmeza que le impongo a mis pasos me traiciona cuando te veo escribiendo, te levantas y no sé porque pero me llenas de besos mientras me cuentas que haces un regalo... quito tus manos de mi cuerpo y...
– Otra vez uno de poemitas ¿no?
–(Te ha cambiado el semblante y he borrado tu sonrisa) Perdón no sabía cuanto te molestaban, no te pongas así, ¿qué quieres que te regale?
Tomo el cojín azul del sofá y lo pongo bajo mi blusa mientras te sientas, te has dado cuenta que esto serio y será...
–Sabía, sabía que este día llegaría.
–No, no lo sabías, nadie lo sabía.
–Entonces no quisiste saberlo y me duele tanto o más que a ti...
-No te puede doler más que a mi porque soy yo la que se siente frustrada.
–No voy a detenerte.
–Entonces no me detengas.
Te has levantado del sillón y caminas a la puerta, tomas las llaves de tu auto, yo quiero decirte que te amo pero ya no volteas a verme, te marchas y al cerrar la puerta tu voz aun me alcanza...
-“Ojala que te mueras”.
Esa frase, me las dicho tantas veces pero nunca sin ira, será por eso que es la primera vez que realmente la escucho por eso te he dicho:
-¡Ojala sea para que me extrañes!
–¡De verdad!, ¿crees que lo haría?
–¡Lo harás! ¡Lo harás! Porque quiero que lo hagas...
Te marchas, mientras te burlas. Quiero detenerte, ¡no puedo!, ¡no sé como!, es justo en ese momento cuando pienso ¿qué tan malo sería ausentar el cuerpo del alma? Camino al cuarto, junto todas las pastillas que encuentro, estoy a punto de tomármelas pero pienso que si fallo podría ser aun mas lacerante quedar como tarada. Busco en el librero la pistola que me regalo mi abuelo Julio, una 22 de pequeño calibre, corta, la cargo. Camino a nuestro cuarto abro las cortinas y abro las ventanas, escucho una ambulancia, a lo lejos, por la avenida y pierdo la esperanza de que llegue a salvarme, me siento sobre la cama apunto sobre la sien...
Y pensar que solo necesitaba un segundo para acabar con esto, mis sabanas van olvidando su blancura mientras se embelesen con el rojo del liquido fresco que brota de mi cabeza sin parar, mis sesos han volado, van fragmentando sobre la cama mis ideas, quizá por eso ahora las tengo claras, el enfriamiento general de mi cuerpo es instantáneo y la posición espasmo cadavérica en cuatro o cinco horas estará totalmente rígida, para cuando me encuentres las livideces de mi cuerpo se irán de semi -móviles hasta llegar a fijas, después tendrás que llevarme a enterrar para que debajo de la tierra mi cuerpo comience la desintegración orgánica, el primer signo será la mancha verde junto con la fetidez, la putrefacción habrá comenzado, después aparecerá la fauna cadavérica hasta que por fin, la antropofagia de paso a la destrucción total de mi cadáver por la acción de los animales.
|