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MICRO CUENTO

Por: Jorge Duran



Entorno los ojos y veo la casa de mi abuela. Aquella casita que dejé hace tantos años. Cuando dejé de ser un muchacho y comencé a ser hombre.
El huerto con naranjos. Las paredes de adobe pintadas de blanco. Las gallinas con nombre. Tu figura en la puerta...
Pero vuelvo abuela, vuelvo por que me duele mi perpetuo destierro. Vuelvo por que buscaré las cartas de mi noviecita niña enterradas en el huerto con los muñecos rotos, los ecos perdidos de las voces de entonces, el mar de tus ojos, tu tonada provinciana.
¡Aquel mundo!..
-¿Por que me fui? – Me pregunto y desfilan los prisioneros de entonces…
Los desaparecidos. Los que todo lo perdieron. Identidad, familia…
Regresé y ya no estabas…
Alguien me dijo de tu valentía y tu cansancio: “Déjenme morir… Ya no me auxilien más”. “¡Donde estarán todos!”...
Nada encontré cuando fui a mirar… ¡Y había tanta vida!

Me llamó el destierro. Me tocó el hombro con su mano tibia, dudé y quedé vacío
Busqué entonces lugares, rostros, raíces, y no pude encontrarlos. Tomé la mano del destierro y volví con el.

California l969









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