Las peras

Deseo compartir algo que me sucedió. Todos los miércoles voy a un supermercado cercano, porque ese día los precios para fruta y verdura son más bajos. A veces cuando algo es barato, compro más de lo que necesito para una semana. Así que ese miércoles, compré verduras y frutas para toda una semana. Había comprado mucho, y al ponerlos en el cajón de mi moto no pude cerrar la tapa. Anduve despacio mirando cada tanto por los espejos, para ver si no se caía una bolsa por el camino. Al llegar a casa, me percato que me faltaban las peras. Llamo al supermercado para preguntar si las había olvidado ahí y si alguien las entregó, pero no.
Así que me dije, que las perdí por el camino y que alguien que las necesitaba las habrá encontrado. Ese miércoles de tarde comenzó a llover, siguió el jueves, así que no salí a comprar las peras faltantes. Como tenía todavía tres de la semana anterior, pensé sólo en comprar cuatro más que con esos siete me daría hasta el próximo miércoles.
El viernes salí muy temprano de casa para leer mis cuentos todo el día en una escuela pública. En un recreo le pregunto a la directora donde ahí cerca podía comprar peras camino a casa en la tarde, después de haber terminado de leer en todas las clases, y le cuento lo que me sucedió el miércoles pasado. Solamente le hablé de peras, no le dije cuantas pensaba comprar. Una hora después me llama la directora, me lleva a la cocina y mientras abre la heladera, dice que aparentemente alguien no se las quiso llevar, y si yo las quería. Y adentro había cuatro grandes y hermosas peras. Se lo agradecí mientras las ponía en una bolsa, y enseguida también mandé un gracias hacia arriba.

Eso comprueba nuevamente, que cuando alguien da desinteresadamente de si a otros, recibe una recompensa y de donde menos la espera.