entro a la feria del libro limeña. en su decimo segunda edicion. es la primera vez que dolores entra a la tan nombrada feria. una feria de libros junto a un circo, no puede ser tan feria, ni tan seria. a pesar de eso y a pesar de todo, dolores entra, paga un sol y lo lamenta por el resto de la tarde. si bien sabe que no va a comprar nada, porque no tiene dinero, por que el poco que tiene sólo le alcanza para vivir. Porque el único libro que quiere cuesta cien veces el precio de la entrada al circo. no, lo siento, a la feria. hace unos meses. tres en realidad. dolores llegó a lima. con la ilusion de encontrar buenos libros. de leerlos. de escribir cualquier cosa. sólo escribir. pero de leer. de poder comprar los libros del detective salvaje de chile. de aquel que murio con 2666 razones para descansar intranquilamente en paz. tres meses después en la feria limeña con el circo autoctónamente caro, de al lado. descubrió cientos de libros, miles. infinitos estantes olvidadizos de escritores que deberían estar en primera fila. nombrados en los periódicos que entregan gratis en la puerta en cambio en una edicion mas de esta olvidadiza feria fueron dejados en no sé donde. dolores, diatriba, pelea, llora, consigo misma. no puede esconder, robar, el libro. el dinero con el cual le pagan en los puterios de quilca no le alcanzan. quisiera robarlos. le excita pensarlo. pero no podria, sus manos torpes no le dejarian. las ganas acechan. rodea la libreria del circo, no, feria. del circoferia desmemoriado. no puede hacerle caso al gran escritor que por falta de un buen higado murió. sale por la puerta segunda. escapa de la feria. prende un cigarrilo y comienza a sollozar en silencio. lamentandose en silencio, como ella sabe hacer. como siempre lamentandose la pobre dolores. por asistir a la circoferia olvidadiza y no hacerle caso a su amante de putas y estrellas, de numeros diabolicos. por amarlo en la tumba y en la circoferia.