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Inicio / Cuenteros Locales / Electrocity / 1.- Retrato de una manzana podrida

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Otro día más en Electrocity. Sale el sol, a pesar de que la gente no lo sabe muy bien; gracias a la colaboración de las miles de fábricas que están día y noche escupiendo humo en pleno centro de la ciudad el cielo es color ceniza a todas horas. Pero si llegas a ver la humeante y gaseosa bóveda gris que cubre Electrocity puedes considerarte un hombre con suerte, ya que resulta difícil ver más allá de los colosales edificios que devoran la urbe. Millares de calles conectan a los edificios entre sí, avenidas a cientos de metros sobre el verdadero suelo de la ciudad. Las farolas y otros tipos de luces artificiales inundan la vista de la gente. Ya no corre el tiempo en Electrocity ¿Día? ¿Noche? Aquí no hay diferencia.
El aspecto de la ciudad varía según el nivel (los pisos a distintas alturas marcan la diferencia), pero en general es siempre el mismo. Sal a pasear, mas no busques el silencio, no lo vas a encontrar. Miles de ruidos atacan sin
piedad a Electrocity, repetitivas melodías que de melódicas tienen
poco, sonidos reiterados con suficiente ritmo para hundir en trance a
los oyentes. Te roban el cerebro a tiempo completo ¿El dinero? No hace
falta que te saqueen de manera tan burda, en Electrocity tus bolsillos
van a ser unos bulímicos perdidos. Que se jodan. Los semáforos te
inducen a comprar accesorios, muchas ventanas dejaron la transparencia
para retransmitir publicidad constante, te van a vender de todo. Y la
gente compra, no intentes negarte, sólo perderás tiempo; aprovecha ese
tiempo en comprar más cosas.
Ignoremos los niveles más altos, habitados por magnates, familias ricas que, como ángeles urbanos, resultan intocables para la plebe. Vamos más abajo, más allá de esos niveles de ensueño, más abajo también que los niveles de los ejecutivos adinerados, más abajo incluso que los pisos destinados a los obreros de Electrocity, seres aparentemente exentos de alma o voluntad. Vamos aún más abajo, a la zona más extensa y poblada de toda la ciudad: los niveles de las clases medias y bajas de la ciudad, y los niveles inferiores, los suburbios. Son en esos dos cúmulos de niveles donde habita la mayoría de ciudadanos. Todo habitante desea escapar de su entorno y medrar en pisos más elevados, dignos y nobles. Pero volvamos a los bajos y superpoblados niveles que acabábamos de citar.
La gente en esa zona vive en constante desespero, sueñan con la fama y el individualismo. Las calles de Electrocity son desfiles de rarezas, pelos de colores que no sabrías nombrar, tatuajes que representan sueños que jamás llegarás ni a imaginarte, ojos que giran de maneras confusas; veras pinchos donde nunca antes pensaste que los verías. Pero son devorados por su excentricismo forzado, gente gris que intenta dibujarse sonrisas con crayones, se hunden en horribles obsesiones por demostrar que son distintos al resto.
En Electrocity la gente se chuta con Felicidad. Busca en cualquier callejón y podrás conseguir una dosis suficiente para auto engañarte durante unas horas.
Y el arte… El arte se mezcla con lo grotesco hasta el punto en el cual
resulta complicado separar las dos cosas. Ahora quizá la moda sea colgar de en el portal de las casas frascos con fetos con narices de payaso. Modas para sentirse diferente, una de tantas paradojas que atestan la ciudad. Así
funcionan las cosas en Electrocity; pero cuidado, puede que dentro
de cinco horas la moda haya cambiado. Prepárate. No querrás ser vulgar
e ignorante ¿No? Hay patos con poesías escritas en sus cuerpos, puertas
forradas con piel humana, gente que se amputa la nariz para estar in.
El arte y la moda no tienen límites en Electrocity.
La gente nace, sufre, muere. Nadie es verdaderamente relevante.
Nadie importa a nadie realmente. En Electrocity no hay libros de historia, la gente se concentra tanto en destacar, en ser recordado, que al final no tienen tiempo para recordar a ningún otro ser vivo.
Pero no por eso dejan de luchar por lo que quieren.
Y es que en Electrocity no pasa nada por soñar un poco; es algo relativamente barato si sabes donde consumir.

Texto agregado el 27-07-2007, y leído por 245 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
09-08-2007 Un relato lleno de crudeza.... Me imagino esa ciudad dentro de algunos años... Habrá qué ver qué sucede en los próximos capítulos.. Excelente historia... ¡Saludos! Miss_Vane
09-08-2007 Es interesante la historia, aunque muchas veces se ha ocupado el tema de un mundo que acaba mal, yo creo que no será así, tendremos que leer los demás capítulos. La ciencia y el arte se pueden mezclar, el problema viene cuando se mezclan las gentes incultas con las cosas de ciencia y arte y ahi aparece lo grotesco, en un futuro tendremos que ser una civilización más culta para no caer en un mundo que parezca una basura debido a los incultos viviendo en una civilización superior 4**** martincillo
09-08-2007 En este primer capítulo, la descripción de la ciudad del futuro parece la metáfora del mundo actual. El arte se ha confundido con la moda, eso me remite un poco a "El hombre unidimensional" de Marcusse. Vamos al siguiente capítulo! andrula
03-08-2007 Pocos incursionamos en la ciencia ficción porque... porque no es tarea fácil. Si bien narrando cosas futuristas, la imaginación puede desbordarse sin tener que enmarcarse en los moldes de la lógica, ahi precisamente reside la dificultad. Es muy dificil darle credibilidad a un mundo donde todo es nuevo. Y aunque el cine nos tiene acostumbrados a casi todo, siempre es refrescante y admirable que alguien se adentre en este género. Dificil tarea y por lo mismo digna de aplauso. Felicitaciones. 5* theotocopulos
02-08-2007 Muy bueno, me pareció una descripción amplia y certera, de este lugar de ficción, además, y me parece una buena cualidad de tu estilo en pocas palabras. musquy
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