En algún punto del tiempo existió un hombre gobernado por la eterna lucha del bien y del mal; Satanás y Dios jugaban a ganarse el alma de él. El primero prometía alegrías en vida y sufrimiento en la muerte. El segundo le aseguraba que si se abstenía de ser feliz mientras existiera en la tierra, tendría su gran recompensa en un lugar mas allá de las estrellas. Desde pequeño esta persona vivía atormentado, ya que aunque Dios le prometiese felicidad eterna, no lograba entender como se la iba a proporcionar, por que tarde o temprano ese estado termina por convertirse monótono, se pierde, y se vuelve aburrido; Satanás si le podía dar felicidad palpable, y podría disfrutar de esta por un tiempo determinado(mientras viviera), pero lo aquejaba pensar en sufrimiento eterno, ya que para ello solo bastaba ser encerrado en un cuarto sin sus cinco sentidos y sin nadie alrededor.
Muchos años pasaron en sus continuas dudas sin ninguna luz en el camino, por el contrario, eran cada día más las preguntas. Trató de aclarar su mente leyendo filosofías de ambos polos. Grandes genios del pensamiento le daban hipótesis claras a favor de un lado, lo mismo que se las daban de otro, logrando mas confusión en él. ¿Acaso el bipolarismo nos llevará a algún lado?. Al reflexionar en la idea, se dio cuenta que podría surgir una tercera opción, una que él mismo creara y que sacara lo mejor del bien y del mal para reunirlo en su proyecto. Decidió que lo único cierto y existente es el hombre y había que trabajar por y para él. Era menester construir una sociedad perfecta y, aunque pareciese utópico, él creyó poder lograrlo.
El tiempo de a poco se fue agotando y el se hacia viejo. Obviamente no había logrado nada de lo propuesto, aunque lucho cada día por conseguirlo. La muerte ya venía en su búsqueda, así que le pidió cinco minutos y poder de esta manera reflexionar sobre su vida. La primera impresión que tuvo este hombre fue la de no haber hecho mas que perseguir algo que no existía. Lo embargo una profunda amargura y el llanto le dominó. Al meditar de nuevo pensó-Tal vez ese es el verdadero sentido de la vida, ¡Qué la vida no tiene sentido!. Entonces el hombre murió
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