En la oscura y fría noche de un 20 de junio, Álvaro, cuyo joven esperanzado en el amor, se encuentra nostálgico, tras ver en el reflejo de la luna a su amada, del cual poseía los mejores momentos junto a ella, desde aquella primera mirada hasta el último de los besos. Álvaro, yace en su habitación impávido frente a todo lo que le rodea, desde los gritos de su familia e incluso el constante flujo de la lluvia que choca en su ventana, tras la típica lluvia de invierno. Así, ya sujeto desde su ventana, sin ritmo alguno, en plena soledad, Álvaro reflexiona sobre el amor, sin embargo, tras avanzadas las horas el sueño se hacia parte de él, cayendo a su aposento. No obstante, esta historia no termina aquí, ya que en sus sueños se aproximan las mejores sorpresas e ilusiones, en donde cada situación que le ocurría acrecentaba su despertar en el amor. De esta manera, en la oscuridad plena y en un sosiego de pocas noches, solo se da vida en esta habitación, a través de cada uno de los sueños de Álvaro, en donde esta vez, sería diferente a los otros.
Entrando en este sueño, nos percatamos de lo maravillosamente esplendoroso del día, que alumbra cada rincón de la sala. Mas en la complementación de ese paisaje se aproxima, una silueta representativa a una chica, que al ser observada enamora a cualquiera, se puede mencionar también que ella se encuentra hermosamente adornada por su vestido rosa, dejando caer en el un cabello prolongado que juega con la suave brisa. Y más al fondo, se percibe por acto de magia, una casa bien prolongada y muy glamorosa situando en los ojos de Álvaro el paisaje más bello que ha presenciado.
Así, avanzando a paso lento, Álvaro se aproxima a aquella chica, que al detener su mirar en los ojos de ella, cayó en un letargo, que fue capaz de detener el tiempo, otorgando en aquel momento un silencio armonioso. Pero al dirigir ella unas palabras, en un tono suave y ligero a la ves, rompió el silencio que se ubicaba entre ambos, dando paso al estremecimiento de contemplar aquellos labios, que me piden inconcientemente que los bese, pero no, no soy capaz, mencionaba él. De esta manera, y al pasar el tiempo, cruzaban entre ellos palabras, que cada ves se acercaban más al significado de amor, aunque faltaba un te quiero, para dar paso a la escena más bella, al mejor poema reducido en dos palabras, pero algo ocurrió, tras un día diferente para Álvaro, en donde al fin compartió ese amor que llevaba dentro.
Hasta que una brisa ligera, entreabrió su ventana, eran eso de las diez de la mañana del día 21 de junio, el cual dio paso al resplandor del sol, que se ubico en su rostro en ese momento, para quitarle el sueño, y anunciarle su despertar, un despertar con sabor amargo, un despertar que dejaba pasar un sueño más, dejando así su sueño de amor inconcluso, un despertar que hizo revivir las esperanzas en el amor, y en su sueño, ya que él espera un día empezar ese sueño en su vida, con la iniciativa de un beso a aquella muchacha que lleve en su corazón el amor.. Así, al ir cimentando su vida, y con un mirar diferente en su alrededor, busca y busca a una chica, que sea el sueño, del cual él despertó.
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