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Ayer fue un día diferente a los demás. Por primera vez en muchos años entré al lúgubre cuarto de mi hermana, aquella recámara con paredes negras y muebles de ébano que reflejaban la personalidad de ella. Muchos años atrás, en la época en que los expertos de la ciencia investigaban fenómenos descabellados como la posible existencia del abominable hombre de las nieves, mi hermana y yo vivíamos en esta casa.
En el patio de atrás, junto a la rueda del mendigo –llamada así debido a que los mendigos solían dormir ahí antes de que el dueño de la casa de al lado levantara la cerca- está la tumba de nuestro perro, Glotón, quien fue atropellado por un carro de la defensa civil en el verano del noventa. El día que mi madre trajo al perro a la casa mi hermana y yo tuvimos una riña, ella quería que se llamara Raúl y yo quería que se llamara Damían; no fue hasta la hora de la cena que logramos encontrar un nombre que nos gustara a ambas y que fuera apropiado para la personalidad del canino.
No había forma de imaginar que las cosas terminarían así, que su mente era tan retorcida. Hubo señales, siempre las hay, pero nunca les dimos importancia. Recuerdo la vez que nuestra madre se rehusó a dejarla usar la chaqueta café para navidad puesto que tenía bordados indecentes, mi hermana pasó decaída hasta el día de reyes magos. También están las incontables ocasiones en las que gritaba a todo pulmón cuando se le preguntaba si quería ir a visitar a nuestra abuelita. Siempre acusaba a las otras personas de ladronas, alegando que todos querían robar su aire.
Todos esos años su demencia fue creciendo, hasta convertirse en una cosa palpable que merodeaba a su alrededor, se veía en sus ojos y en su sonrisa chueca que aparecía inmediatamente después de una de sus travesuras.
Ayer, cuando recibí la llamada del instituto en el cual mis padres la internaron hace más de 5 años y me dijeron que ella había fallecido esa mañana, sólo se me ocurrió preguntar:
-¿Cuáles fueron sus últimas palabras?
-“Se me robaron el aire, Elia”- vino la respuesta del otro lado de la línea telefónica.
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Texto agregado el 27-07-2007, y leído por 77
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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28-07-2007 |
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Uf, un relato fantástico. Describes genial a los personajes y me transportas a esa habitación... y a ese pasado con "Glotón". Muy bueno, escribes muy bien. ***** caotica |
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