Voy a encontrarte.
Todavía no, pero ya llegará el día en el que respiraré el aire y te oleré en sus moléculas para envolverme física y químicamente en tu piel.
Voy a descubrirte.
Todavía no, pero buscaré en los mapas satelitales de tesoros ocultos y hallaré el planeta donde estás escondido desde la historia de los tiempos y construiré en él mi fortaleza de arena.
Voy a cantarte.
Todavía no, pero mi garganta se vestirá de colores y los sonidos desordenarán las filas de miedos agazapados y bailaremos hasta desfallecer.
Voy a beberte.
Todavía no, pero recorreré los senderos inundados que me conducirán a ese manantial distinto que brota de tus dedos y no saciaré nunca mis tentaciones.
Voy a desesperarte.
Todavía no, pero caerás en “el abismo de mi escote”, te perderás en el laberinto de mis certezas llenas de dudas y, generosa, te entregaré el hilo que te conduzca a mi salida.
Voy a enloquecerte.
Todavía no, pero te empujaré a un caos que te cautivará, te dejaré ejercer imaginariamente el control sobre mi locura y te organizaré el festejo más desenfrenado que hayas conocido.
Voy a esclavizarte.
Todavía no, pero lograré que obedezcas mis órdenes más descabelladas, arrojaré por la borda todas tus inhibiciones y aniquilaré tu voluntad hasta hacerla mía.
Voy a desmenuzarte.
Todavía no, pero desarmaré cada una de tus estrategias, invadiré cada uno de tus territorios y conquistaré sanguinariamente todos tus ideales.
Voy a matarte.
Todavía no, pero consumiré tu vida hasta apagarla entre mis manos, destruiré tu identidad y te devoraré con tanta lentitud que gritarás pidiendo una clemencia que nunca te otorgaré.
Voy a revivirte.
Todavía no, pero desandaré este camino una y mil veces hasta que por fin me ames.
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