Jamás imaginé que perdería mi empleo, menos unos días antes de Semana Santa. Siempre me desempeñé como un trabajador honrado; incluso llegaba media hora antes del horario indicado, para así evadir mi departamento vacío.
Caminaba entre los clientes que esperaban su turno sin decir palabra, para luego tomar mi lugar cuando todos los funcionarios ya se marcharon. A veces sacaba un poco de café, otras noches solo comía una sopa caliente. Así transcurrieron años, paseándome por los solitarios pasillos durante la noche, vigilando que todo transcurriera con normalidad. Me agradaba mi trabajo... todo era tan tranquilo, además que no exigía al joven de 40 años que no era: A los 70 los dolores que afectan por las mañanas, no dejan optar por trabajos que necesiten de grandes esfuerzos físicos.
Una noche me senté en el mismo asiento de siempre, a comer algo liviano, entonces escuché un ruido tras unos cubos, donde se almacenaban los desperdicios. No se trataba de ningún humano, sino de una gata blanca junto a sus tres crías. Ella estaba casi en los huesos, al igual que sus crías. Pero ese día solo pude darles un poco de mi comida, porque también me encontraba hambriento. Al terminar los senté en mis piernas, para así pasar la noche. Pero cuando se asomó la luz del sol a través de las cortinas, los escondí en una pieza que estaba desocupada. Cuando llegó el segundo día la madre yacía muerta, pero los tres pequeños me miraban fijamente, de manera que no tuve más remedio que llevarlos a mi viejo apartamento. El único problema fue que no tenía nada para alimentarlos, entonces tomé una decisión que en el futuro me costaría el trabajo: El día miércoles tome un cuchillo y rebané unos trozos de carne, los cuales molí cuidadosamente para depositarlos en los pequeños estómagos felinos. Transcurrieron varios meses, en los cuales al finalizar mis jornadas recogía en una bolsa los restos de carne, las que escondía entre mis ropas.
Pero al año siguiente se presentaron varias denuncias contra mi jefe, mi trabajo fue clausurado; aun así yo nunca hice nada malo, jamás pensé que perdería mi empleo, nunca pensé salir en una primera plana como un criminal. La gente pasa la vida comiendo .. Y al morir... Bueno, de algo tenía que alimentar a mis amigos, no es razón para perder mi empleo Señor Juez, ¿no cree usted?
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