Hoy, que no es martes, tan solo es domingo, me sorprendo con las lágrimas saltadas mientras escribo; me sorprendo porque a veces te ponen, ciertas circunstancias en la disyuntiva, de llorar o no llorar y ahí que aguantas, como un machote y lloras por dentro que es peor, sin darte cuenta que una buena llantina no le hace mal a nadie.
Así que me propongo, como tema de elucubración, junto a mi vecina, que tampoco trae muy buena cara hoy, hacer una clasificación de los llantos, o los lloros…o como quiera que se llamen, que no tengo ni pizca de ganas de irme al diccionario ahora.
Como dice un amigo mío, la clasificación sería alargada, como la sombra de un Ciprés, en realidad, esto no es de mi amigo, es de Delibes, pero suelo dejar que se crea que es suyo. Así al menos no me llora encima.
Y nos encontramos, se nos ocurre a los dos al tiempo, con los que lloran antes de que les peguen, así como para llamar la atención, en este caso el llanto es un subterfugio, un escudo. Una cobardía…se nos ocurre también que había quien lloraba antes de tiempo, como quien prepara el cuerpo. Una forma de llorar de esta índole sería coger varias furgonetas cargadas de explosivos y no interesarse por su procedencia.
El que sabe que si no llora, no mama…y normalmente suele saber al mismo tiempo, que mientras mas llora, mas mama. Estos son unos oportunistas, tienen estudiao el tema. El ejemplo es claro, son los otros, los que lloran siempre, tengan razón o no. Y míra, han ganao.
También están los que ríen por no llorar, entre cuyas filas me temo que me encuentro. Pero desgraciadamente somos minoría, que si no, otro gallo cantaría.
Ahhh, si, se me olvidaban, es que como siempre están…se apuntan a todas; son los que lloran porque les gusta, Izquierda unida les llaman aquí, pero esos es que disfrutan llorando, no tienen solución, además, les crecen los enanos, tienen un líder medio presentable y se lo cargan a infartos. Seguramente para llorarlo después.
Los que lloran como Magdalenas, llanto creíble en mi humilde parecer, de ahí que la pobre magdalena, que no es la que remojamos en el café de la merienda; por desviada y por puta, me parezca lo mas auténtico de cualquier religión. Lloró y lloró; nunca puso una bomba. Los Obispos católicos, mientras tanto, sin decir, pero diciendo, piden el voto por la continuidad, se ve que les va bien. La verdad es que a estos cabrones, excepto cuatro ratos siempre les ha ido bien.
Y también están los que no encuentran mas consuelo que llorar y este si que es un llanto respetable.
Son, en realidad los autores de estos lloros, los que se encuentran con esos “renglones torcidos de Dios”, los que se dan de bruces con ellos; son los inconsolables, porque nunca hay argumentos.
En realidad estos llantos son inclasificables, no me debería haber referido a ellos, no tengo ningún derecho a clasificar estos llantos. O acabaré pareciéndome a los primeros, o a los segundos. O hasta a los cuartos…y ya no sé que sería peor.
Pd, perdona Hache, me pase en taytantas.
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