Desconozco su aspecto de ciudad importante, en el que se esconden muchas construcciones de más de medio siglo… También desconozco porqué muchos talentos debieron nacer ahí y no en otro lugar del mundo… Creo en esa ciudad mágica, porque vos me hablaste de ella…
Sólo, y con dos manos débiles que no me lo impidieron, fui a visitarla… Siempre mantuve la ilusión que alguien se sintiera tocado en el hombro por mi mirada, que intentaba transmitir a gritos interés, abandono, y además se filtraba por la puerta entreabierta de “El Cairo”… Y aún así, dándose cuenta de mi actitud manipuladora, me invitara un café y a quedarme a charlar por horas de un pasado que no me pertenece y de vivencias cotidianas en la “la mesa de los galanes”…
O quizás en alguna plaza, con la luna en fuego y casi llegando la noche, ponerme por algunos minutos el traje del director de la orquesta de grillos, sapos y lechuzas tuertas… (*1)
La verdad, es casi imposible comparar esta ciudad, con la imagen que ya me había creado…
Son las 7 de la mañana del 24, y estoy de vuelta en casa… Día con gusto a lunes en el que varias sensaciones sonámbulas me movilizan y golpean.
Quisiera tener la certeza que voy a poder seguir sin tropezar, (como lo hice durante miles de horas) al no escucharte por un tiempo; y también pedir que cualquier ser alado que me vea como un monigote (*2) traiga mensajes tuyos, cuando ya te encuentres en otra ciudad desconocida para mí… ¿Mágica? Espero que lo sea, así desaparece la distancia para visitarla cuando quiera… pero no lo será hasta que me hayas hablado de ella…
(En) FIN…
(*1) imagen extraida del tema "Postales del alma" de Juan Carlos Baglietto
(*2) imagen extraida del cuento "Die Taube" de Agustina Romero (inspirado en la novela de Patrick Süsskind) |