Quizá pronto puedas darte cuenta; O tal vez no. Ya no hay forma de que yo me entere de eso, pero vale la pena imaginarlo. Si, a veces me gusta vivir únicamente de mi imaginación, es mejor, todo es más fácil, es justo como yo quiero que sea, si algo no me gusta lo cambio y ya, y no me aburro, por que siempre está el inconsciente ahí, colocándome trampas.
Pues bien, como te decía, esta será la última carta que recibas de mi; ahora estoy lejos, estoy muy lejos. Me alejé de ahí por ti, y si, puedes sentirte triunfal por el momento, lograste que mi vida diera un giro total. Me alejé del lugar dónde crecí, de la gente que amo y de mi vida, todo se quedó atrás. No fue fácil, pero funcionará, tengo fe en ello.
No sabrás de donde llegó esto, nadie lo sabrá siquiera, la verdad, es que ni siquiera estoy seguro de dónde es que me encuentro ahora, podría ser otro país, hay muchos árboles, fruta, huele a manzanas y hay un trío de perros corriendo por ahí.
Ya no siento los dolores de estomago, no me ha sangrado la nariz, ya no necesito los medicamentos.
Quizá sea la altura, eso dice Emilio, que debe ser el cambio de altura. Él fue quien me trajo aquí, cuando yo dormía, me convenció de todo, y a la mañana siguiente me fui de la ciudad sin decir adiós. Salimos sin que nadie lo notara, por la ventana. Luego, fuimos lejos, muy lejos.
Que quién es Emilio? Esa es una buena pregunta, creo que tu lo conoces mejor que yo, quizá él te hizo el amor más veces que yo, según me estoy enterando. Al inicio me dieron ganas de matarlo; pero no pude hacerle nada, él me lo explicó todo y me sentí mejor, mejor que nunca.
Ahora bien, mejor será que si continúe escribiéndote, otro día, a otra hora, quizá ayer. Mi rostro ya no es el mismo al espejo, ya no, no es, y la cabeza ya no duele como antes y creo que esa mezcla de realidades mentales se detuvo. Además, he bajado de peso, creo que estoy pesando unos 21 gramos.
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