Hay un río navengando entre la barda de lo bueno y lo malo, hay un río que divaga en la cornisa de mi existencia, quiere caer cual cascada y rebotar haciendo espuma sobre el piso, convertirse en mar salado de color rojo pintoresco, mas sin embargo, la mirada de un ser externo lo detiene y no permite que el caudal se disperse...

En el negro de mis ojos pueden verse muchos personajes, tú que lees ahora con desdén o asintiendo porque sabes lo que digo, yo que muero en cada instante que transcribo el sentimiento y renazco al teclear la siguiente letra para morir después, ella que nunca escuchó el sonido de mi cuerpo, el que fusionó su cuerpo con el mío haciendo una nuestras almas para después, largarse y dejarme rota, el padre, la madre, el hermano que no entiende cómo una puede arrancarse el amor propio y amar al mismo tiempo, y yo de nuevo que no entiendo un carajo qué es el amor y porqué duele tanto...

Miro las muñecas abiertas y solo puedo imaginar que son torrentes de agua muerta, de aquella que no calma la sed sino que envenena, miro la cuchilla envuelta en sus listones rojos, que sutilmente he dejado atados a su filo y la negrura de mis ojos son un par de estelas en la noche nublada, he dejado de soñar, descubrí que los sueños no se cumplen, he dejado de desear, porque cada vez que pedí un deseo las estrellas no cayeron... o sí cayeron... pero sobre mí, una disputa entre dar o quitar se encadenó en el destino y siempre ganó el NO por respuesta, me cansé de escuchar que siempre hay algo bueno que esperar y después, cuando las cosas malas pasen, pueda ver que fue por algo bueno que no se concedió el deseo... me cansé porque detrás de cada lluvia solo quedó el vacío del silencio y la soledad de una noche perpétua... infinita... inminente y oscura, tras varios años de espera, en medio de un sarcasmo por querer ver la vida un poco menos incolora, me desdoble dando y desbordando todo cuanto tenía hasta quedar vacía... y encima me juzgan de no tener amor propio aquellos mismos que me decían que amar es dar sin esperar nada a cambio, dar sin miramientos, con ojos vendados y dejando puertas abiertas para dar espacio y libertad... ¿libertad para esperar dolores?...

Cuánto tiempo esperé el amor verdadero y pleno comienzo de mi madurez caí en la cuenta que dí todo, así como me lo habían pintado, sin miramientos ni caretas, así como me decían, dejando libertades que me dieron injusticias y desazones y al carajo aquellos que me dicen que no me han sabido valorar -por supuesto que eso ya lo sé, puedo ser noble pero no estúpida-, al carajo aquellos que piensan que ya llegará el príncipe azul, el verde, el morado o hasta el rosa -porque los hay y cada día mas-, o simplemente llegará el hombre con defectos y virtudes que me dará mucho amor, que se vayan al carajo y los otros que solo se quedaron callados porque saben de lo que estoy hablando me dirán que hay que seguir esperando, les pregunto si no es mediocridad aquello de aferrarse a esperanzas falsas cuando de antemano sabemos que el amor no se ha hecho para ser correspondido para todos, que el destino o la vida tiene hijos predilectos a quienes les ha dado todo y habemos otros que nacidos estrellados rebotamos en el fango de los porqué...

Por eso hundí hace no mucho la cuchilla, me corté las ganas de vivir y de soñar, me envolví en mi coraza de indiferencia y es ahora cuando aparecen aquellos que me llaman egoísta por querer creer que tengo paz... por eso degollé este par de muñecas y eché al desperdicio los listones púrpuras, ennegresidos por mis ojos temerosos que durante mucho tiempo vivieron hipnotizados en los cuentos de hadas...

No existen los príncipes azules, ni las princesas encantadas, mucho los castillos custodiados por dragones, ni caballeros en búsqueda de doncellas guardadas, no existe la vida rosa como la pintaba Disney, todo es parte de una maldita mentira con que nos criaron y con que nos amamantáramos para olvidarnos de otras cosas...